Publicidad

Reproductor digital y DAC Bricasti M3

Bueno y bonito

Bricasti es un fabricante norteamericano dedicado tanto al audio profesional como al de consumo de alta gama, originaria del estado de Massachusets y con más de 15 años de vida. Pero atesora una experiencia mucho mayor, porque sus creadores proceden de marcas bien conocidas además de conformar las siglas que le dan nombre: Brian Zolner (“BRI”) y Casey Dowdell (“CAS”) venían de Lexicon con relaciones en Mark Levinson (grupo Harman), y Tim Thompson (“TI”) del fabricante de instrumentos Kurzweil. 

Su enfoque o filosofía va pues en la línea digamos “científica” buscando productos perfeccionistas, con una fabricación irreprochable y unas medidas también sin tacha, apostando por algunas tecnologías sólidamente establecidas aunque buscando algunas soluciones, como veremos, originales. Lo que me quedó claro al abrir la caja en la que recibí el Bricasti M3 cuya prueba estás leyendo es una (muy) bienvenida herencia estética de las citadas Mark Levinson o Lexicon, ya sea por las formas y acabados en aluminio, los botones elípticos o sobre todo esa pantalla matricial con una tipografía bien conocida ¡que me encanta!

Bonito por fuera, y por dentro

El Bricasti M3 es un convertidor DAC, reproductor de archivos o “streamer” y también previo ya que su salida tiene un control de volumen analógico (pero ninguna entrada no digital). Creo que las fotos no le hacen justicia, porque en persona es una auténtica monada. Es bastante compacto, con 35 centímetros de ancho por 28 de fondo y solamente 6 de alto, pero denso (pesa 5 kg) y el acabado en aluminio mate casi blanco combinado con negro, con acabados impecables, enseguida llama la atención incluso de quien no sabe qué es aquella cosa. Parece algo caro, lujoso, y debo decir que es el aparato más económico de Bricasti (aunque tampoco podemos decir que no sea alta gama por encima de los 6000 euros).

Ya que toco ese tema, comentar que tiene dos opciones: una interesante salida para auriculares balanceada (692 euros) y un no sé si tan interesante mando a distancia que es útil pero caro (también 692 euros) en mi opinión. Lo probamos con el segundo, no con la primera. El mando a distancia es el mismo de los hermanos mayores del M3, los M1 y M12, que multiplican su precio por dos (M1) o tres (M12), modelos que son DAC y reproductores pero solo en el caso del M12 también con control de volumen analógico como el M3.

La cubierta del Bricasti son en realidad dos piezas, también de aluminio mecanizado como todo el chasis, que pueden levantarse tras hacerse cargo de una docena de tornillos de tan buena calidad como el resto del aparato. Dentro veremos de entrada ese chasis mecanizado dejando los huecos para cada placa, y con dos alimentaciones separadas para la parte digital (streamer) y analógica (DAC) alimentada cada una por un transformador toroidal. Estas dos alimentaciones no son iguales, un buen detalle que demuestra el esfuerzo de Bricasti en optimizar: la “analógica” (DAC) es más elaborada y cuenta con más reserva de energía (condensadores electrolíticos), mejor filtrado y varias regulaciones, aunque después en la placa encontraremos más regulación local además de los acostumbrados condensadores de filtrado más cercanos al chip que alimentan. La digital, ojo, también tiene lo suyo… y si nos fijamos descubrimos que es la misma placa que se usa en los “top” M!, M12 o M21 (!).

Detalle alimentación digital
Detalle alimentación analógica

Conversión PCM tradicional pero DSD única

El M3 está por dentro pues dividido en dos partes, aproximadamente la mitad izquierda (mirando el panel trasero) la ocupa una placa digital y su alimentación, y la derecha la placa DAC con salida analógica, control de volumen, y su respectiva alimentación ya descrita. La parte digital no es cualquier cosa: es la misma placa MDX (procesado de señales de entrada, reclock y filtrado digital) que montan los Bricasti de superior gama, y que es actualizable (por ejemplo hace poco recibió compatibilidad DSD256). Monta una placa “hija” que lleva el conector Ethernet y el procesador para la reproducción de archivos, que también se ha puesto al día alguna vez (por ejemplo ahora en Roon ya lo vemos como “Bricasti M3” que antes no era el caso). Sin rubor esta placa hija exhibe la inscripción “Bricasti M1 Streamer”, así que el propietario del M3 ya sabe qué joya tiene entre manos (recuerdo que el M1 cuesta el doble).

Placa DAC y salida analógica

Pasamos a la placa DAC-analógica, que también hay mucho que contar sobre ella. De entrada confieso que me chocó un poco que no fuera simétrica, quizás buscando meter todo lo necesario en un espacio más compacto: cada canal tiene un diseño y colocación de chips y componentes propio en la placa (en otros aparatos es fácil observar la estructura paralela o simétrica de ambos canales). Otro detalle: la herencia Lexicon/Harman/Levinson en el diseño de la electrónica me queda claro y casi viendo la placa suelta podría adivinar de dónde procede. Un montaje limpio y serio, pero sin aspavientos: implementación “ingenieril” de chips, incluyendo amplificadores operacionales (nada de usar componentes activos discretos) y sin modelos esotéricos (básicamente OPA1602 y AD8512 J-Fet) eso sí elaborado y cuidado. Lo mismo se aplica a la salida analógica con volumen: aunque los chips DAC usados (enseguida más sobre eso) admiten control de volumen (digital), Bricasti no lo usa sino que monta un chip Burr Brown PGA2320 a la salida de cada canal. Son chips estéreo, toda esta sección trabaja en doble diferencial o “auténtico balanceado”.

Detalle salida analógica chip volumen

Cuidado que no parezca que hago de menos al Bricasti por este diseño: estamos hablando de chips capaces de SNR/DNR mejores que 120 dB y mejorar eso a base de componentes discretos puede ser directamente muy difícil cuando no imposible… Vamos con los DAC usados, y aquí subrayo “para señales PCM”: son los conocidos AD1955 delta-sigma (por ellos también habríamos reconocido a sus “padres”), uno por canal en modo diferencial para alcanzar 123 dB teóricos. Pero cuando la señales de entrada son DSD, y estamos en modo DSD nativo, en el Bricasti ocurre algo diferente: pese a que esos AD1955 son compatibles con DSD, y de hecho se pueden usar (como enseguida comentaremos), quedan fuera del recorrido de la señal. En su lugar, el flujo DSD se convierte a analógico de forma muy purista: pasa por un “switch” de muy alta velocidad (una puerta flip-flop de 10 GHz) que convierte el flujo de 1-bit DSD con un sencillo filtro posterior ya en analógico.

Detalle chip DSD único

No es una conversión nada frecuente y veremos que “rinde”. Lo llaman “Bricasti Digital Synthesis” y también es tecnología heredada del M1. Es bueno señalar que si pasamos al modo “PCM” con señales de entrada DSD, el flujo sí pasa a los AD1955 pero no se convierte a PCM como parece dejar entender la pantalla: estos chips (AD1955) tienen su propia entrada DSD y procesan ese flujo de forma diferente al PCM, sin conversión intermedia, atacando directamente a su modulador delta-sigma. Pero Bricasti nos ofrece una alternativa que, una vez escuchada, no da opción.

Probando…

Tras admirar el Bricasti por fuera y por dentro la verdad es que tenía muchas ganas de ponerlo a sonar, pero mi agenda los primeros días del M3 en casa me dejaba poco tiempo para ello. Así que lo dejé sonando, aunque me constaba que debía estar bien rodado, y lo escuchaba puntualmente. No me llamó mucho la atención en esas escuchas, digamos, desatentas, lo reconozco: el sonido era tan neutro y limpio… no me “ataba” para escuchar más. Pasaron más días y pude centrarme mejor y, sobre todo, probar algo de música en DSD, y la cosa cambió. Pero no nos adelantemos.

En el frontal tenemos la pantalla matricial (igualita que los previos o fuentes digitales Mark Levinson clásicos de los que me confieso enamorado), un botón giratorio y seis botones perfectamente etiquetados: Input (entrada), Level (nivel de salida en modo previo), Mute o Balance se explican por sí solos. Reference es para memorizar un nivel de salida (quizás usando un previo para igualarlo con otra fuente y comparar) y Status nos deja pasar por hasta ocho pantallas de información: qué entrada está activa y qué señal recibe (frecuencia del PCM o tipo de DSD), filtro digital usado (Lineal o Fase Mínima con PCM), tipo de conversión DSD (nativa DSD o “PCM” a través de los chips AD1955), brillo de la pantalla, activación de la salida Trigger, y Fase absoluta (normal o invertida).

El tema de los filtros digitales es algo que en otras fuentes digitales también existe, de hecho los propios chip DAC ofrecen varias alternativas desde hace generaciones y muchos fabricantes trasladan esas opciones al usuario, a veces solo para marearle un poco… Aquí son directos, con dos opciones (para PCM): podemos usar un filtro tradicional (lineal) o uno de mínima fase, que reduce la respuesta temporal antes de la señal y la amplía después… lo que viene a ser un filtro tipo “apodising” tal como lo introdujo Meridian hace años, y que todos o casi todos los DAC implementan ahora, ya sea de forma fija o seleccionable. Algo curioso que Bricasti señala en el manual es que recomienda probar ambos filtros para decidir cuál nos gusta más en nuestro equipo, o según qué música escuchemos, pero que si nuestra fuente digital permite algún sobremuestreo insisten en NO activarlo. Nos recuerda que su chip DAC (el AD1955) ya usa un “oversampling” 8x (por su arquitectura interna delta-sigma) y que ellos ya implementan su filtro digital pensando en eso, de forma que cualquier manipulación previa daría peor sonido. Como digo, interesante y honesta (de nuevo “muy ingenieril”) forma de presentarse… 

Yo probé siempre el Bricasti en modo “previo”, o sea con salida variable, ya fuera atacando mis etapas Ncore en Clase D o con amplificadores de válvulas (dejando el volumen en torno a las “12”). Un rápido chequeo inicial me dejó claro que el nivel de ruido de salida del M3 era nulo (perfecto aunque no esperaba menos) y no vi (mejor dicho escuché) ventaja en dejarlo en modo DAC (volumen de salida fijo) ajustando en el amplificador. Aunque parezca una combinación extraña, la unión del Bricasti con las Ncore (por XLR) daba un compacto conjunto de fuente+amplis de bajísimo nivel de ruido y distorsión, con enorme capacidad dinámica, que las Ramallo Allegro (muy baja distorsión y 97 dB de sensibilidad o sea a priori ideales para válvulas) aprovechaban para ofrecer música excelente. Además, me quedó claro viéndolo por dentro que usar la salida RCA en lugar de la balanceada XLR es un desperdicio.

Modo DSD no nativo
Modo DSD

A escuchar

Ya desde los primeros momentos he destacado la limpieza y neutralidad del Bricasti. Con su concepción y diseño internos me esperaba precisamente eso, y algo que no siempre viene de la mano en aparatos con este sonido tan poco coloreado es una escena sonora más clara, más estable. En el M3 me llamó la atención que ganaba profundidad respecto de mis referencias, además es algo que de alguna forma se hacía obvio en cada tema que ponía: siempre aparecía algo o alguien que sonaba más lejano, más profundo, de donde acostumbro a percibirlo, y eso sin perder amplitud (o si acaso con todavía más amplitud de escena). A lo largo de mis escuchas del Bricasti esto fue una constante: cómo la escena se hace más tridimensional, desde conjuntos de cámara que parecen estar más dispersos en el aire, a piezas de lírica en las que es más evidente que existe un escenario sobre el que se mueven los cantantes. Alguien supongo que diría sobre esto “es más analógico” (cercano a un plato) pero yo me quedo con que es “mejor digital”.

En cuanto al perfil sonoro, si bien es básicamente neutro, sí que apunta un cierto toque musical muy bienvenido. De nuevo me vienen a la memoria recuerdos de productos del grupo Harman (Lexicon o Mark Levinson) con estructura interna parecida (mucho amplificador operacional bien elegido y mejor alimentado) y que, seguramente no por casualidad, tiraban por ese camino de ofrecer mucha transparencia y neutralidad, pero evitando siempre llegar a ser agresivos o demasiado analíticos. Me gustó tanto a través de la red (usando Roon) como escuchando algunos discos compactos vía SPDIF (coaxial), claramente esa placa MDX de Bricasti tiene buenos ingredientes (y programación) digital y es una muy buena noticia poder sacar lo mejor de un DAC como éste a través de cualquiera de sus entradas o dicho de otro modo con cualquier fuente.

Si con archivos o señales PCM el Bricasti es un aparato destacable, sorprende el salto si escuchamos DSD. Pocas veces hay una diferencia tan notable y tan favorable al sistema nativo del SACD… eso sí, sobre todo si aprovechamos la decodificación minimalista propia de Bricasti, es decir, no basta con enviarle (por ejemplo vía Roon) un archivo DSD, además debemos irnos a “Status” y asegurarnos en la pantalla “NDSD” de que está en “DSD” y no “PCM”. Como describí más arriba, lo primero confirma que usamos el sistema DDS de la casa, lo segundo avisa de que enviamos el flujo DSD a los chips AD1955, compatibles, pero menos óptimos (al menos en comparación con el sistema propio de Bricasti).

La diferencia diría alguien que es como la noche y el día, yo soy más prudente y digo que son matices, pero matices obvios y siempre a favor del DSD “más nativo”. Además de reproducir algunos de los archivos DSD (originales) de mi biblioteca (vía Roon) se me ocurrió probar a activar el DSP de mi servidor Roon (ahora que tengo un ordenador más capaz para eso, antes tenía un miniPC que se ahogaba) para enviarle “todo” al Bricasti en formato DSD. Un poco trampa, quizás, pero enseguida descubrí que merecía la pena porque así podía dejar la conversión DAC al sistema propio del M3 y… ¡gana! Un tema que me dejó claro que así era fue “Time Lapse” (Ludovico Einaudi) en el que tenemos un grave en segundo plano que en algunas cajas o equipos puede incluso pasar desapercibido (está por debajo de 30 Hz). Lo conozco bien y lo escuchaba en modo “NDSD PCM” pero al cambiar a “NDSD DSD” ¡ganaba como media octava más abajo!

El Bricasti M3 tiene un sonido que ya he descrito como neutro con un punto musical, muy abierto y profundo, pero tiene algo más: fluidez. Y esa fluidez todavía se aprecia más reproduciendo DSD… Yo no soy muy “abonado” al DSD (no le veo ventaja técnica y no siempre se la aprecio a oído) pero este aparato puede hacernos cambiar de opinión. En temas tranquilos como el citado o el clásico “Keith Don’t Go” (Nils Lofgren) o incluso otro favorito mío “Hable con ella” (Alberto Iglesias) la música llega mejor al fondo del alma con el Bricasti. Piezas habituales como “Si te contara” (Martirio) ganan humanidad en la voz y cuerpo y presencia en los contrabajos. 

Quizás esa fluidez en algún momento pueda ir en contra del ritmo o la dinámica, pero no me lo pareció en los temas que escuché más animados (Dire Straits, Elvis, Gary Moore…) y probando a cambiar de modo o de archivo original siempre acabé prefiriendo el DSD, aunque reconozco que quizás con otra amplificación o cajas podría ser cuestión diferente (preferencias). Algo parecido, que no lo he comentado, me ocurrió en “modo PCM” entre el filtro Lineal y el de Fase Mínima: casi siempre me gustó más el segundo, más ¿redondo?, aunque quizás en este caso si con menos “ataque” para música en lo que eso importa… La facilidad para cambiarlo al vuelo y elegir, lo mismo con la polaridad absoluta, es otra de las ventajas del Bricasti (y puede justificar el precio del mando a distancia).

Conclusión

Me gustó mucho el Bricasti M3 nada más sacarlo de su embalaje, y me gustó ver por dentro cómo estaba hecho y diseñado. Lo mejor llegó una vez metido en faena: como reproductor y DAC es verdaderamente bueno y su control de volumen perfecto para atacar directamente etapas de potencia. Su tecnología es de primera fila, sin aspavientos ni soluciones esotéricas (bueno la conversión DSD propia sí es algo “diferente”), solo ingeniería bien hecha que ofrece mediciones impecables y, sobre todo, un sonido de gran nivel y con ese toque musical que todos los aficionados agradecemos en las fuentes digitales de buen nivel. Y qué partido saca de los archivos o discos DSD… El nivel aquí es más que bueno y su precio me parece bien ajustado, porque estamos comprando tecnología (incluso directamente las misma piezas) que otros Bricasti de precio muy superior. Si estamos buscando un reproductor y DAC para nuestro equipo, tenemos que escuchar éste, y si no necesitamos alguna entrada analógica o nos podemos arreglar para montar un sistema minimalista en torno al M3, es casi imprescindible probarlo.

Puntos destacados

+ Sonido transparente, profundo, preciso, musical

+ Todavía mejor sonido con DSD: fluido y ¡excelente!

+ Posibilidades de “ajuste” fáciles y notables (filtros digitales y fase absoluta)

+ Excelente control de volumen para usar directo a etapas

– Sin alguna entrada analógica para olvidarse de un previo

PVP: 6919 euros

Distribuye Exaudio

FICHA TÉCNICA

Convertidor DAC con reproductor digital en red, salidas con control de volumen. Entradas digitales Ethernet RJ45, USB, AES/EBU, óptica y coaxial RCA. Salidas analógicas XLR y RCA (auriculares balanceados opcionalmente). Rango dinámico mejor que 120 dB y THD+N de 0’0004%, nivel de jitter 6 a 8 psec. Formatos digitales: Ethernet PCM 44.1kHz hasta 384kHz, DSD64 y DSD128, entradas digitales PCM 44.1kHz hasta 192 kHz (USB 384 kHz), DSD64 (DoP) o hasta DSD256 (USB). Pantalla matricial de información y selección de opciones. Dimensiones: (An x Prof x Alto) 355 x 285 x 64 mm, 5 kg

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Cajas acústicas

  • Ramallo Allegro
  • Merlin TSM

Amplificación

  • Hypex Ncore (etapas monofónicas)
  • Ars Sonum Gran Filarmonía (integrado estéreo válvulas)

Fuentes

  • Meridian 507 (reproductor CD)
  • Elac Alchemy DDP-2 (DAC, streamer y previo)

 

Comments are closed.