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Encontrarme cara a cara con las cuatro piezas de este sistema de lectura digital, me lleva irremediablemente a imaginarme al equipo de diseñadores de dCS, absolutamente obsesionados por construir la fuente digital más avanzada jamás creada. Sólo el concepto «obsesión» mueve al ser humano a alcanzar logros en principio impensables en todos los ámbitos del conocimiento, y la firma británica dCS sucumbió a esta perturbación de forma absoluta, hasta sacar al mercado como fruto de ella el dCS Vivaldi.

Acostumbrados en dCS a fabricar sistemas completos de lectura digital de cuatro chasis, no hacía tantos años que el conjunto Scarlatti había salido al mercado. En ese momento este sistema fue un rotundo éxito, y para muchos se convirtió en la referencia a seguir dentro del dominio digital de la reproducción musical. Sin agotar el período de vida estimado, ya de por si escaso en las fuentes digitales, de este modelo como tope de gama de la firma, dCS decidió dar un paso más y establecer una nueva referencia del segmento con su nuevo Vivaldi. Y este paso finalmente no fue pequeño, pues la superioridad tecnológica del sistema Vivaldi, consiguió superar por gran margen al modelo Scarlatti. Como ejemplo resaltar que la capacidad de procesado del Vivaldi es 200 veces superior al de su antecesor Scarlatti. Así pues tengo ante mis ojos, posiblemente la fuente digital más ostentosa y avanzada tecnológicamente de la actualidad. Veremos si de esta manera se justifica su elevado precio de más de 80000€, del que lamentablemente y a mi pesar, no puedo olvidarme en ningún momento mientras hago este artículo.

dCS Vivaldi__1

Descripción

Como he relatado antes, la compañía británica nos tiene acostumbrados a presentarnos sistemas digitales con una configuración de cuatro chasis independientes, transporte, dac, reloj y upsampler. En esta ocasión la estructura continúa siendo la misma. Cuatro piezas, sólidas como una roca, destilando estilo y modernidad. Sin duda sus frontales que dibujan ondas en relieve, cada uno de ellos de diferente forma, son responsables de su acertada estética.

 

Externamente destaca entre los cuatro componentes el transporte, con un tamaño de más de 23 kg de peso y 20 cms de alto, aunque todas y cada una de las piezas transmiten la misma sensación de robustez. El funcionamiento de su sistema de lectura, con la dulce apertura de su metálica bandeja para alojar los discos, es perfecta, al igual que la respuesta inmediata del mismo a las órdenes del robusto mando a distancia que maneja los cuatro aparatos. El sistema en su totalidad dispone de unas posibilidades de conexionado completas. Por ejemplo Transporte y DAC cuentan con entradas y salidas AES EBU, BNC Y RCA SPDIF, asegurando la posibilidad de elegir el tipo de conexionado que más nos agrade. El DAC además dispone de conexión óptica, USB 2.0 y tres entradas y una salida de reloj.

dCS-Vivaldi-Transport_Front1

Fundamentos técnicos *

La inmensa mayoría de los convertidores digital-analógico (DAC) del mercado usan como elemento conversor un chip de origen industrial, es decir procedente de uno de los pocos fabricantes de este tipo de procesadores. Bien conocidos son los Burr Brown (ahora propiedad de Texas Instruments), los Wolfson, o los Analog Devices, por citar los tres que podemos encontrar en más del 98 por ciento de aparatos de audio, aunque no hay muchos más. Además de que no hay mucha variedad de fabricantes, todavía hay menos variedad de arquitecturas internas, pues básicamente hoy en día todos usan el único sistema que se mantiene, de los dos que se han usado históricamente para la conversión de los datos digitales a música analógica, la conversión delta-sigma. Con este sistema (se procesa un solo bit cada vez, a alta velocidad) se consiguen buenas prestaciones con bajo costo de fabricación, pero su velocidad los hace más susceptibles a problemas de jitter (imprecisión en el tiempo) y las altas frecuencias que generan darán más problemas al diseñar la salida analógica.

El otro, llamado procesamiento multibit, está en desuso. Es necesario una compleja estructura interna con redes de resistencias de precisión, que convertirán cada bit de las palabras digitales entrantes, algo caro de fabricar, aunque tenían ciertas ventajas, como mayor inmunidad al jitter y menos problemas para el diseño de la salida. La precisión de las resistencias internas explica la existencia, en este tipo de chips, de modelos “seleccionados” precisamente por este motivo (unidades que han salido mejor calibradas), te sonarán los “Crown” de los Philips originales, o los sufijos “J” o “K” de los Burr Brown (el 1704 es el último fabricado de este tipo).

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