Manos a la obra
El montaje del Blackbird es sorprendentemente fácil. Primero se conecta por la parte de abajo el cable que proporciona la corriente para los motores, proveniente este de una fuente de alimentación separada. A esta se le acopla un cable de alimentación, que por alguna razón no venía incluido. Así pues procedí a utilizar uno de mis cables de alimentación de marca Clearaudio.
Se nivela muy fácilmente, gracias a sus tres pies enroscables utilizando para ello un nivel de burbuja. Se deposita una “lentejita” de grasa lubricante en la parte superior del eje de giro y a continuación se coloca cuidadosamente el platter encima (por cierto este platter incluye ocho cilindros de acero en la parte exterior del mismo, cuya función es añadir un extra de masa a este), comprobando que baja totalmente vertical sin desplazamiento ni inclinación, para evitar de algún modo dañar el eje. De esta manera el plato queda instalado, como puede el lector imaginar, en cuestión de minutos. Es conveniente, una vez se finaliza la instalación, el ser un poco paciente y dejar rodando el platter un tiempo, entre 24 y 48 horas, para que el giro se estabilice totalmente.
Seguidamente procedo a montar el brazo comprobando primero que la distancia entre el eje de giro del platter y eje de giro del brazo es precisamente 233,5 mm. A continuación coloco mi cápsula, Lyra Titan i, en el cabezal del brazo y antes de continuar y habiendo puesto el anti-skating a cero, compruebo que el peso ejercido en la aguja este dentro de sus parámetros normales de funcionamiento, ya habrá tiempo luego para dejarlo preciso. Hago, a renglón seguido, el protractor y una vez que la cápsula ya tiene su lugar y posición exacta en el cabezal procedo a ajustar el azimut y buscar un VTA, en principio neutro, o sea plano, ayudado para esta tarea de un micronivel. Una vez conseguido este aplico la fuerza correcta “vtf”, y vuelvo a comprobar que el VTA sigue siendo el adecuado. A continuación, finalmente ajusto con la ayuda de un disco de pruebas el anti-skating.
Una vez realizados estos pasos hago una primera prueba preliminar en la que compruebo que el plato realmente suena y que cada canal lo hace donde debiera. Ya de entrada y de paso, hago una primera comprobación del balance tonal y evalúo si es necesario jugar tanto con el VTF o el VTA. Igualmente compruebo que el azimut ha sido ajustado correctamente y que proporciona una señal coherente en ambos canales. Con las mismas y utilizando el disco de pruebas que proporciona Feickert ajusto la velocidad del platter tanto para 33 rpm., como para 45 rpm., comprobando en el proceso la gran estabilidad de giro de la que hace gala este plato.
Durante los dos o tres días siguientes y siempre utilizando grabaciones, las cuales me son muy conocidas, voy haciendo ajustes finos que incluyen ligeras variaciones del VTF y VTA. Siempre buscando que la respuesta del conjunto sea lo más fiel posible a la realidad, o al menos lo que yo considero como real. Finalmente después de este pequeño periodo de pruebas y adaptación, habiendo gastado en todo el periodo de montaje unos 5 días, considero que el conjunto Dr Feickert – Triplanar – Lyra Titan i esta dispuesto para una evaluación rigurosa de sus virtudes y defectos.
El momento de la escucha
Evadirse un rato de la belleza de este plato es complicado, pero necesario si se quiere prestar atención a lo que es realmente importante del conjunto, su sonido. Pero no sería justo el no dedicar unas líneas solamente a su belleza física. Es esta una combinación que visualmente y sobre todo presencialmente, encandila. Podría parecer lo contrario porque si de algo hace alarde el Feickert es de sobriedad en su limpieza de líneas. Trazos en su mayoría rectos que relajan e invitan a una escucha tranquila. Si a esto sumamos la ya de por si hipnótica belleza, del Triplanar, esculpida a través de años y años, siguiendo cuidadosamente una impecable relación “belleza – función”, tenemos una pareja de baile que dignificará cualquier equipo en el que se vea incluido.
