Publicidad

Unas grandes cajas

Elac es una firma alemana con mucha experiencia fabricando cajas acústicas, en ocasiones con soluciones originales. Recuerdo bien hará unos veinte años escuchar un modelo que usaba un compacto recinto de aluminio, un altavoz de agudos de cinta y el medio-grave de aluminio: desde luego era totalmente diferente a los monitores existentes, y estuvo a punto de pasar a la titularidad de mi equipo por aquel entonces. Pero Elac está desde hace poco sufriendo una nueva revolución, una que tiene nombre y apellido: Andrew Jones, el ingeniero detrás de las ya famosas cajas TAD –confieso que las CR-1 forman parte de mis sueños desde que he tenido la suerte de escucharlas en varias ocasiones–. Jones ha aplicado sus conocimientos y principios en Elac para conseguir altavoces de precio razonable pero altas prestaciones, y así nacieron las Adante. Hay un modelo monitor, uno central y las columnas que probamos ahora, llamadas AF-61. Las siglas significan “Adante Floorstander” pero el número no sabemos de dónde sale…

Construcción: no es lo que parece

Los tres llamativos altavoces frontales de 8 pulgadas de graves engañan mucho: son en realidad tres difusores pasivos, es decir que sus membranas no se mueven por acción de ninguna bobina ni cable. Lo hacen por la acción de otros tres altavoces internos, esos sí activos, de 6’5 pulgadas de diámetro, y a través de un algo intrincado laberinto interior. La caja en sí es cerrada por fuera: no, no hay puerto réflex detrás ni debajo, sino que como decíamos son esos tres conos de aluminio de 8 pulgadas los que transmiten las bajas frecuencias –por debajo de 200 Hz– de los tres altavoces de 6’5 pulgadas internos al exterior. O, hablando en términos más precisos, los que los acoplan a la sala. Si la parte de los graves de las Elac Adante es poco común, la de medio y agudos no se queda atrás. Se trata de un driver doble coaxial, es decir, la cúpula del tweeter está situada en el centro del altavoz de medios. Está montado en una cavidad interna independiente y aislada acústicamente del resto, además de estar montado de forma elástica para que no le afecten las vibraciones de la parte de graves.

Es bueno señalar que tanto una como otra soluciones no son nuevas ni exclusivas. El sistema de graves, llamado a veces “isobárico”, lo usa Linn en algunos altavoces y lo ha usado Kef desde hace años, por poner dos ejemplos populares. En cuanto al altavoz coaxial de medios y agudos, también es algo bastante común, la propia Kef lo convirtió hace mucho en “marca de la casa”, y las antes citadas y muy exclusivas TAD también lo usan –precisamente obra de Andrew Jones–. Estaba inventado, sí, pero recuperar técnicas probadas y refinarlas a veces tiene su premio.

Las Elac AF lo que sí son es grandes: casi 1’40 metros de alto ya impone mucho, sobre todo si la caja es de forma cuadrada en el frontal, que es una plancha de aluminio. Los 40 cm de fondo y 24 cm de ancho tampoco se quedan atrás. No sé si las fotos permitirán hacerse idea, pero cuando entras en la sala la impresión está asegurada: estas cajas son ¡grandes! Una vez colocadas en mi salón de unos 30 metros o sótano de unos 80, imponían mucho. Por lo menos no pesan una barbaridad y se mueven bastante bien, con unos 50 kg a los que sumar otros buenos 10 de las sólidas bases de acero con prácticos pies regulables. Dejé mis 802D en el salón para las fotos a modo de elemento de comparación: aunque las Bowers pesan bastante más, ¡80 kg!, son mucho más compactas y la forma superior redondeada las hace más discretas… ¡qué pequeñas parecen al lado de las Elac!

 

Volviendo a sus detalles técnicos, el tweeter de una pulgada de diámetro con cúpula textil blanda y el altavoz de medios –concéntrico al tweeter– usa un cono de aluminio de 5 pulgadas y cuarto, movido por una bobina de dos pulgadas de diámetro –externa al tweeter–. El aluminio es el material usado en todos los conos: el coaxial de medios, los de 6’5 pulgadas de graves internos activos y los 8 pulgadas pasivos externos. Todos estos altavoces se han fabricado para esta serie con diseño de Jones. 

Cuando uno repasa la calidad de acabado, la cantidad de componentes, el complejo interior laberíntico que da resonancias diferentes a cada altavoz de graves, o simplemente el tamaño que tienen, uno se extraña y necesita volver a mirar el precio: sí, menos de seis mil euros de PVP. Sé que para personas ajenas a la afición “un millón” puede parece mucho dinero para una pareja de altavoces pero conociendo cómo están las cajas y precios actualmente, buscando un nivel de sonido de forma exigente, ya adelanto que me parecen un “chollo”.

El filtro de tres vías es más sencillo de lo normal ya que la configuración de los graves, que están dentro y cuentan con los pasivos hacia el exterior, ya actúa como un filtro –mecánico–. Esto evita hacer un filtro eléctrico demasiado complejo. Los bornes traseros aceptan bicableado o biamplificación y tienen un diseño bonito y práctico. Cambiamos los puentes originales de chapa por cables cuando no usamos cable de bicableado directamente. Por otra parte vienen con unas contundentes rejillas metálicas que se fijan con imanes. Me gusta porque protegen de verdad los altavoces y porque es muy fácil quitarlas para las escuchas de calidad.

Tremendas pero sutiles

Ya comenté cuánto imponen estas cajas en cualquier sala, por tamaño, pero cuando suenan ocurre lo contrario: su sonido nunca es estridente o agresivo, y no me refiero a la parte media ni alta sino sobre todo a la baja del espectro, incluso a cómo presentan la escena sonora. Algunas cajas parecen “arrojar” la música en todos los sentidos hacia el oyente, las Elac al contrario “pintan” la escena hacia atrás, abriendo lateralmente mucho la escena y dándole buena altura pero sobre todo profundidad, desde donde las colocamos hacia atrás. Tras algunas pruebas tanto en el sótano como en el salón siempre me gustaron más puestas algo adelantadas, cercanas al punto de escucha –así aún impresionaban más estéticamente–, con lo que parecían ganar más sensación de profundidad todavía, sin que el sonido se nos echara encima como podría ocurrir con otras cajas.

Llama enseguida la atención la claridad de su sonido, más al quitar las rejillas pero con éstas el sonido era dulce y ya muy bueno: eso me animó a quitarla a ver si podía mejorar algo que no parecía posible. Las cajas venían de una exposición y estaban algo rodadas pero no sabría decir si mucho, yo no noté grandes cambios en las semanas que las tuve. El agudo es extendido y suave, líquido incluso, perfectamente integrado con el medio… llama la atención enseguida de lo bien que suena, no hay que acostumbrarse a su perfil, ni esperar un rodaje imaginario –de los oídos o cerebro– ni nada parecido. La sutilidad o discreción de estas cajas –tamaño aparte– es incluso chocante, claramente no se ha querido hacer una caja “de exhibición” sino al contrario para disfrutarla. A veces una prueba de unas cajas empieza con un periodo de días para acostumbrarse a su sonido: pues igual que cuando escuchamos una voz o instrumento al natural no hay que “acostumbrarse”, ése es primer el efecto de estas sorprendentes cajas Elac.

En cambio, sí ofrecen mucha información. La transparencia me recordó algo a las TAD CR1 –de idéntico padre pero con un cero más a la derecha en su precio–: en algunos temas descubres sonidos nuevos, o defines cosas que antes oías y ahora escuchas como lo que son realmente. Un buen ejemplo es en el archiconocido tema del Oscar Peterson trío, “You Look Good to Me”: la entrada de la batería en la izquierda al principio puede sonar de muchas formas en diferentes equipos pero fue con las CR1 cuando descubrí esa “cola” de sonido de la membrana, claramente. Las Elac permitían escucharlo también perfectamente. 

Más adelante hablaré de las voces y la naturalidad con instrumentos, que sencillamente me fascinó. El grave de las AF61 es extendido, audible hasta 35 o incluso 30 Hz, y nada retumbón. Pero igual que con su tamaño, choca que el sonido sea tan digamos sutil, también sorprende que tengan un grave menos exhuberante de lo que uno espera viendo el tamaño de las cajas y esos seis woofer –tres por lado– de 8 pulgadas. Pero ya sabemos que esa apariencia engaña: en realidad las cajas tienen tres altavoces de 6’5 internos cada una y un intrincado sistema interior. Lo que esto persigue y consigue no es tanto un grave voluptuoso sino controlado. 

Por eso, en el sótano  con muchos metros cúbicos, llegaba a quedarse algo corto, o dejémoslo mejor que estaba en su justa medida. Y en el salón, con acústica menos refinada y más habitual, donde es fácil que haya “desmadre”, las Elac no provocaron graves resonancias de sala, aunque si la música lo pedía golpeaban con energía. Incluso con los amplificadores de válvulas el ritmo y la pegada estaban ahí. Probando precisamente con amplificadores capaces de extraer el mejor grave de cualquier caja –tengo para eso mis Hypex NC400 o una Yamaha “pro” que también ronda los 400W– se ganaba en pegada respecto a las válvulas, pero apenas en extensión. Concluyo con esto que las Elac no son particularmente “duras”, declaran una sensibilidad de 87 dB –y por ahí debe estar, unos 3dB por debajo de mis 802D– y una impedancia de 6 Ohm que también debe ser bastante honesta.

Otra cosa destacable de estas cajas es que no se desmadran nada cuando subimos el volumen, incluso más allá de lo razonable. No escucho nunca tan alto, pero llegué a tenerlas a niveles de “llamar a la policía” y mantuvieron ese mismo control del grave, la precisión de la imagen, el tono de medios y el detalle en agudos sin despeinarse. Impresionantes… unas cajas a tener muy en cuenta en salas grandes y casas independientes si nos gustan los conciertos y los niveles “realistas” –o más allá–. Las cajas cerradas en general tienen un encanto especial: es como escuchar una sala bien tratada, con una limpieza de graves poco habitual. Puede parecer de entrada que nos perdemos algo, pero ahí están las frecuencias. La contrapartida es que a veces falta “chispa”, sobre todo si estamos acostumbrados a cajas con réflex generosas, pero no con estas columnas.

La altura de las cajas, y la colocación del conjunto tweeter/medios tan arriba, me preocupó un poco de entrada ya que los deja bien por encima de la altura normal del oído. Pero están bien calculados y su radiación concéntrica debe tener algo que ver, pues en mis asientos habituales –sofá y sillón algo bajos– no se apreciaba pérdida de detalle, ni al levantarse un obvio cambio tímbrico –algo que sí ocurre con altavoces más direccionales, como los tweeter de cinta por ejemplo–. Estupendo, porque la claridad de las voces, la corrección del timbre de cada persona o instrumento, fue otra cosa que no me esperaba de estas cajas.

Coincidió un amplificador de válvulas a prueba en casa con ellas, y las usé con él –Trafomatic EOS, 100W de una pareja de KT120 por canal– además de con mi Ars Sonum Gran Filarmonía –60W de cuatro EL34 por canal–. Como ya indiqué, el grave seguía estando presente perdiendo apenas impacto respecto a las etapas de estado sólido. Pero “revelador” se queda corto para esa experiencia musical. Fue una sensación, que salvo en algún caso no puedo saber si es real o no, pero algunas voces se me revelaron como “auténticas” por primera vez. El timbre de Sophie Milman, el de Roberta Gambarini, la voz de Beth Rowley, la de Luz Casal… Las Elac tienen algo especial con las voces, y no sólo femeninas. Michel Bublé, cuyas canciones hemos oído tanto –y alguna vez en directo– o el mismo Frank Sinatra, “están ahí”. Es algo que trasciende las palabras y que cuando ocurre, sencillamente nos dejamos llevar por la música porque nuestro oído y nuestro cerebro se están creyendo que no escuchamos un sistema de sonido a secas. Excelente.

Conclusión

Cuando apenas llevaba una hora escuchando, las Elac Adante ya me habían hecho llorar. A veces quienes escribimos acerca de aparatos de sonido hablamos de las emociones que estos nos transmiten: realmente lo hacen a través de la música que escuchamos con ellos, y ésa es la emoción máxima en mi opinión. Llevarte lágrimas a los ojos es algo que muy contados “cacharros” probados hayan conseguido en mi caso a lo largo de los años, y creo que ya deja claro que estas cajas son algo especial, por lo menos combinadas con una buena fuente y una amplificación me atrevería a recomendar que con válvulas, que fue donde apareció toda la magia.

Seis mil euros es mucho dinero a gastar en unos altavoces para la mayoría de personas, pero me atrevo a afirmar que quizás las Elac sean la mejor inversión que un amante de la música pueda hacer hoy en día. Inversión, sí, porque unos altavoces como estos, si no son “para toda la vida”, desde luego sí que darán para varias décadas. No es difícil amplificarlas para que den lo mejor de sí, incluso sorprende lo fácil que es sacarles más del 90 por ciento, y eso ya es mucha música, en cantidad y en calidad. Hasta para cine son muy buenas –existe un central a juego con el mismo tweeter+medio coaxial–, de forma que la versatilidad ayudará en algunos casos a formar sistemas perfectamente polivalentes. En cualquier caso no se me olvidarán los mejores momentos que pasé con las Adante movidas por integrados de válvulas: momentos de música y emoción diría, impensables en cajas comerciales de esta franja de precio.

Puntos destacados

+ Sensibilidad correcta, no son cajas difíciles de amplificar

+ Medios y agudos líquidos y de gran transparencia

+ Grave profundo y, bien amplificado, con impacto

+ Fácil colocación

+ Mucha caja (en todos los sentidos) por su precio

– Tamaño demasiado imponente en salas normales

PVP: 5.998 euros

Distribuye Ultimate Audio

FICHA TÉCNICA

Altavoces de tres vías con recinto cerrado y radiadores de graves frontales con cavidades internas acopladas. Tweeter de cúpula blanda con 1” de diámetro, situado concéntrico al altavoz de medios de 5’25 pulgadas en aluminio. Tres altavoces de graves de 6’5 pulgadas con cono de aluminio, situados en el interior y acoplados acústicamente a los tres radiadores pasivos de 8 pulgadas y cono también de aluminio. Frecuencias de corte: 200 Hz y 2 kHz. Respuesta en frecuencia: 39 Hz a 35 kHz. Sensibilidad 87 dB, impedancia 6 Ohm. Potencia recomendada 50 hasta 160 W. Dimensiones (Al x An x Prof): 1.329 x 244 x 398 mm. Peso neto: 45,8 kg. Disponibles en negro o blanco brillantes, o veteadas rosewood (las probadas). Accesorios incluidos: bases de acero con puntas regulables, guantes de algodón, rejillas metálicas magnéticas.

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Amplificación

  • Trafomatic EOS (integrado válvulas)
  • Hypex Nc400 (etapas mono)
  • Ars Sonum Gran Filarmonía (integrado válvulas)

Fuentes

  • Linn Akurate DSM

Cableado

  • Kimber

 

Comments are closed.