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El circuito usa tecnologías propias (citadas antes), que a simple vista se traducen en varios grupos de transistores de todos los tamaños, desde algunos de montaje en superficie hasta la gran pareja de salida (son un 2SC5200 y su complementario 2SA1943 por canal). Y a esto me refería al comentar sobre las ventajas de ser el “hermano pequeño”: estos transistores aguantan hasta 150W de disipación y por lo tanto van sobrados, montados en ese disipador, para aguantar la potencia máxima declarada, pero si quisiéramos más habría que por lo menos montar dos parejas de salida… y habría más potencia pero tal vez no tendríamos un sonido tan refinado.

Hegel_H80_parte_previo

Escucha

Ya he desvelado al principio lo mejor del Hegel, cómo suena, y sensacional es una palabra que lo describe muy bien. Aunque mi unidad se suponía bien rodada lo dejé unos días provisionalmente con las Merlin TSM, aprovechado que no tengo estos monitores instalados permanentemente, y enseguida me quedó claro lo que me esperaba, porque incluso sin mucha colocación, enseguida percibes su sonido redondo, transparente y enérgico.

Unas palabras antes relativas a su uso práctico: lo espartano de su aspecto corresponde con lo fácil que es manejarlo. El interruptor de encendido está curiosamente en la parte inferior y, una vez encendido, podemos dejarlo así indefinidamente. Apenas supera la temperatura ambiente con lo que su consumo debe ser muy bajo, y así estamos seguros que cuando queramos escucharlo estará preparado al cien por cien. No tiene modo de reposo, y por lo menos con el mando provisto, tampoco se podía atenuar o apagar el display, así que estará claro que está encendido… El botón frontal derecho permite cambiar la fuente de forma secuencial: la analógica balanceada, las dos entradas RCA, y las cinco digitales (ópticas, coaxiales y USB). El botón izquierdo controla el volumen desde cero a 99, en lo que parecen ser pasos de 0’5dB, es decir que es fácil encontrar siempre nuestro nivel óptimo. En “mute” el volumen parpadeará hasta que desactivemos esa función, y me gusta lo visible que es la pantalla desde lejos.

Hegel_H80_display

Las escuchas críticas empezaron en mi salón, con las Vivid 1.5, que tan resolutivas son que dejan ver como muy pocas cajas qué hay por detrás. Y con el Hegel dejaban ver un sonido excelente, que en un principio podía parecer oscuro por lo “redondo” que es, pero que en realidad es, sencillamente, muy suave pero con una claridad perfecta. La transparencia de la parte de amplificación del Hegel me quedó clara cuando comparé sus entradas digitales al convertidor que tengo en ese equipo (Buffalo), pues me quedó en evidencia que la parte DAC del H80 está un paso por detrás de la sección analógica de éste.

 

Usando un Squeezebox Touch estaba clarísimo el “ranking” de sonido, lo peor era la conexión directa en analógico de éste al Hegel, luego la conexión digital óptica directa Touch-H80, seguida de la digital coaxial, y quedando como claro ganador el uso del Buffalo (coaxial desde el Touch y balanceado al H80). No siempre he percibido tanta diferencia entre la salida óptica y la coaxial del Touch, quizás las entradas ópticas sean el talón de Aquiles del Hegel y por eso lo percibí más en esta ocasión (probé dos cables de fibra distintos por si acaso con idéntico resultado).

Hegel_H80_entradas_digitales

No conozco ningún integrado de este precio que fuera capaz de dejarme apreciar todas estas diferencias, que aunque explico como “obvias” todos sabemos que son sutiles, así que debo volver a subrayar cuánto me gustó, y sorprendió, el Hegel en este sentido. En ese equipo tengo el plato y el H80 también me permitió disfrutar mucho (con mi fono, pues el Hegel no dispone de uno interno) de unos cuantos vinilos que, en ocasiones como esta, me gusta “desenterrar” de su inmerecido letargo.

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