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Equilibrismos en la cornisa del Hi-End

Se podría decir que el mundo del Hi End se sustenta en la búsqueda de un equilibrio imposible. Así queremos que nuestros equipos sepan desmenuzar el trigo de la paja de nuestros discos pero que no suenen analíticos, que nuestros sistemas tengan pegada y dinámica pero que no suenen muy discotequeros; que nuestras fuentes sepan destilar toda la música que hay en las buenas grabaciones pero que tengan piedad para con las malas. Con las cajas acústicas deseamos que no sean muy grandes pero que suenen grandes. Si tienen transductores grandes que no sean lentos y si los tienen pequeños que no fallen con la escala. Y así sucesivamente intentamos una nueva cuadratura del círculo que hace que el vendedor pierda la paciencia con el cliente sibarita y el cliente pierda la cabeza y la cartera en busca de su personal y escurridizo unicornio azul.

Muchas son las marcas que ofertan infinidad de cajas acústicas, electrónicas, fuentes, accesorios y demás parafernalia audiófila, pero el círculo se estrecha cuando hablamos del verdadero hi end, del que marca la diferencia y consigue hacerse con un puesto de privilegio en el corazón y el oído del aficionado a la alta fidelidad. Kuzma es una marca que a estas alturas no creo que necesite presentación alguna. Desde Eslovenia manufacturan con una cuidada mezcla de tecnología punta y mimo artesanal giradiscos, brazos y cápsulas para el deleite de los audiófilos más exigentes. 

Características

Este año en el Munich High End Audio Show -además de un soberbio brazo tangencial sostenido con aire comprimido- Kuzma ha presentado dos plataformas pasivas para el aislamiento de fuentes tanto analógicas como digitales. Las dos plataformas Platis 54 y 65 soportan un peso máximo de 90 y 120 kilos respectivamente. El modelo pequeño Platis 54 mide  500 x 400 x 60 mm y pesa 13 kg mientras que el modelo grande PLATIS 65 mide  600 x 500 x 60 mm y pesa 19 kg. Ambas son plataformas de aislamiento pasivo para minimizar las vibraciones que llegan a los componentes de audio, especialmente a las fuentes. El chasis inferior está hecho de aluminio sólido con tres pies regulables en altura que además reinciden en el aislamiento y la absorción de la vibraciones. La placa de soporte superior es una placa laminada dura reforzada con una lámina de aluminio sólido la cual puede adquirirse por separado. La placa superior y el marco inferior están separados por amortiguadores de silicona y aluminio de múltiples capas que filtran la vibración en el rango audible. Esta combinación tiene muy buenas propiedades de amortiguación y filtrado. El modelo Platis 54 que se me ha facilitado para la prueba promete -según test de laboratorio de la propia Kuzma-  una reducción de ruido de entre  10 y  20 dB en el rango de los  10 a los 7,000 Hz. 

Instalación

Al abrir la caja de cartón aparece la primera de las  distintas espumas de consistencia gomosa que envuelven a la plataforma protegiéndola concienzudamente. Encima de la espuma superior nos encontramos con unos tornillos que sirven de anclaje de quita y pon para poder manejar con soltura la plataforma superior y unas sencillas instrucciones de uso en inglés que se despachan en menos de un minuto. La plataforma se instala casi instintivamente y no reviste dificultad aunque sí de cierta dedicación hasta que se consigue un ajuste fino y que la fuente descanse en el soporte superior de forma equilibrada. 

Según el peso de la fuente que coloquemos encima hay que poner un número de amortiguadores desde 4 hasta los 8 que vienen suministrados en total. Para mi giradiscos Acoustic Solid Solid Wood con un peso de 35 kilos el fabricante recomienda poner 4 de estas piezas de silicona y aluminio. 

Como bien avisa el manual, con electrónicas y fuentes que no distribuyan su peso homogéneamente hay que desplazar los amortiguadores hasta que consigamos que el peso se distribuya equilibradamente algo que se comprueba a simple vista y sin necesidad de recurrir a nivel alguno ya que la propias aristas de las bases superior e inferior nos sirven de guía.

No lo consigo a la primera ni a la segunda y no es hasta la tercera que va la vencida. Tengo que quitar el giradiscos de la plataforma, poner los anclajes para poder quitar la plataforma superior, reposicionar los amortiguadores y volver a poner la plataforma y vuelta a poner el giradiscos encima. Es una lata, no lo voy a negar pero tampoco es una cosa que se vaya a hacer todos los días. Se coloca la plataforma, se regula, se instala la fuente y misión cumplida.

 

Sonido

Teniendo en cuenta que mi sala ha sufrido varios cambios en el aislamiento y acondicionamiento acústicos y en la posición del sistema y del punto de escucha. Por último he añadido recientemente el mueble rack del que fue objeto mi anterior reseña. Y todo esto no ha hecho otra cosa sino que mi set haya ganado en definición, en holografía y en potencia y todo ello minimizando la distorsión.

Así es que ciertamente tenía mis dudas de si esta plataforma Kuzma Platis 54 iba a aportar una mejora considerable a mi sistema, y tenía mis dudas porque nuevamente había errado en mis planteamientos ya que todas las mejoras anteriores no estrechaban el margen de mejora sino más bien todo lo contrario: por tener una sala más seca, mejor tratada acústicamente, por tener menos ruido de fondo y por tener las cajas acústicas y las electrónicas mejor emplazadas, la introducción de un nuevo elemento en el sistema como es la Kuzma Platis 54 ha servido para que todo sume y se retroalimente en un juego de sinergias.

Platis 54 con Giradiscos Acoustic Solid Solid Wood

Jazz

Pongo en el giradiscos la reedición del Sello Analogue Productions en doble vinilo a 45 R.P.M del Time Out de The Dave Brubeck Quartet y la mejora se sustancia cuando llega el tema que da título al disco. Muy especialmente con el magnífico solo de batería de Joe Morello. Un solo magistral que demuestra su fuerza y originalidad porque sin saturarnos con un tempo endiablado consigue maravillarnos con la originalidad de sus patrones rítmicos. La grabación se esmera en registrar el silencio entre notas, en la reverb del bombo y en el decay de los brillos. 

Técnicamente la plataforma ha elevado mi giradiscos los 60 milímetros que tiene de grosor pero musicalmente este Platis 54 ha hecho que mi giradiscos alcance una nueva cima en cuanto a definición, holografía y fondo negro se refiere. Todo ello al servicio del deleite musical. Así una cápsula económica como es la Ortofon MC-3 Turbo con un brazo humilde pero batallador como es el Rega RB-303 parecen traspasar el umbral de sus posibilidades, ayudados por un giradiscos de 35 kilos con eje invertido de bola cerámica el cual con la ayuda de la Platis parece levitar. Y es que los giradiscos no se libran de esas contradicciones en la búsqueda del equilibrio. Los hay suspendidos mediante muelles y amortiguadores varios y los hay que buscan la protección contra la contaminación mediante el empleo de la masa bruta. Lo ideal sería un giradiscos tan pesado que hasta tuviese su propio campo gravitatorio pero que fuese ingrávido y volase cual pavesa mecida por una hoguera en la playa.

Pop

Continúo con el formato analógico, esta vez con un álbum que cumple 30 años. El LP Cosmic Thing de los B52’s en la reedición del sello Mobile Fidelity Sound Lab. Aunque con el paso de las décadas me he ido decantando más hacia la música instrumental y con tempos medios o relajados, no puedo renegar de mis sólidos inicios pop. 

En este álbum la música tiene que luchar por abrirse hueco entre los coros y voces femeninas y la machacona y estúpidamente divertida voz de Fred Schneider, con un original estilo a medio camino entre el rapeo, el speech y el canturreo de ducha más irreverente. 

Suena la deliciosa canción Deadbeat Club y las voces de Kate y Cindy se dibujan justo en el centro de la escena, juntas pero no revueltas con un plus de definición que las hace más discernibles. Así puedo disfrutar con la voz protagonista de Cindy y del arrope de los coros de Kate sin que ninguna se tape a la otra. Nile Rodgers y su impagable labor como productor tiene mucho de la culpa de que el disco suene fresco y que haya ganado con los años.

El siguiente corte, el mega Hit Love Shack, no se permite ninguna concesión a la nostalgia y el granuja de Freddy vuelve a las andadas controlando el cotarro y si en el otro tema estaba en la producción el fenómeno de Nile Rodgers, en este tenemos al no menos colosal Don Was. En un tema tan abigarrado y congestionado como éste es donde más he notado la tremenda mejora de la microdinámica que la plataforma ha aportado al giradiscos. Así las voces en la lejanía y el tintineo de las copas y vasos de la fiesta que se cuece en esa abarrotada choza del amor, se dibujan con trazo fino y distante y tienen su espacio circundante ahondando en la sensación holográfica y en la profundidad de la escena. Eso es lo que tiene un disco en el  que han respetado el rango dinámico, que la paleta sonora es tan amplia que hay espacio para los brochazos gordos de Fred Schneider y para las tenues pinceladas que aporta el sonido de dos copas al chocarse en el fondo de un living room abarrotado.

Todos los cortes del disco suenan más y eso siempre gusta, pero es que también suenan menos o nada si es lo que toca, porque el fondo negro ha mejorado tanto que hay espacio y tiempo para que todo parezca en su sitio. Así que uno sube el volumen porque lo empuja ese pie que marca el ritmo y hasta siente la pena cuando los temas terminan en un fade out que finaliza por fundirse en un perfecto silencio. Con 88 dB de media desde el punto de escucha Freddy se pregunta “Where is my umbrella?” en Channel Z y seguro que mi vecino se estará preguntando dónde está el diferencial eléctrico de mi vivienda. 

Platis 54 con reproductor CD/SACD Yamaha CD-S3000

Con la reciente incorporación del rack Rogoz 4QG3 en mi equipo las mejoras en el sonido han sido más notorias en la sección analógica, y lo cierto es que con la digital éstas han sido más bien discretas. Mas al añadir la plataforma de Kuzma a la ecuación sí que el sonido ha ganado en sutileza, presentando un plus de información sin que los agudos se vuelvan ariscos o fastidiosos.

El Yamaha CD-S3000 no cuenta con una sección de DAC de las de tipo lupa, de esas que presentan más información aunque sea a costa de introducir distorsión en el pasaje sonoro. Tampoco vamos a decir la socorrida frase de que se sitúa en el lado neutral de la reproducción en el sentido de que presente un sonido depurado pero estéril. El Hi-End es una gestión de límites y de compromisos y Yamaha parece que optó por un perfil conservador sin permitir al usuario tener acceso a la configuración del chip SABRE ESS 9018 que monta el aparato. Es por esto que la sensación de estar escuchando soportes de alta definición en el sentido más analítico no ocurre sino en contadas ocasiones y con algunos discos o archivos virtualizados. Esto tiene la desventaja de que algunas veces uno se queda con ganas de más análisis, pero la ventaja de que no nos da gana de prenderle fuego a nuestra discografía menos ortodoxa y audiófila. Ya se sabe que queremos lo uno y su contrario: queremos palpar el detalle pero sin notar el trampantojo para no perder la ilusión.

Jazz

Pongo un CD de Jerry González y su Fort Apache Band que lleva por título Fire Dance. El trompetista y percusionista en una triste ironía, tuvo su personal macabra danza del fuego, pues murió trágicamente tras sufrir un incendio en su piso del madrileño barrio de Lavapiés. A sus 69 años era toda una leyenda del jazz latino al que tuve la suerte de ver tocar en directo en tres ocasiones, pero también sólo un abuelito que trataba de calentarse los pies en su humilde brasero. Siempre tendrá un hueco en mi corazón y una sección en mi estantería de discos. 

El disco grabado en directo en 1996 y editado en CD del tipo AAD no tiene que envidiarle nada a un buen vinilo AAA en cuanto a clima, calidez y fluidez. No en vano contó con varios premios de prestigio consolidado.

La Fort Apache es un organismo vivo. Un corazón que se contrae y se dilata. Con las baladas y los tempos lentos se contrae y parece pequeña e intimista. Como que pudiese coger la banda entera en una pequeña salita de estar. Con los tempos rápidos y la complejidad de su percusión parece que se transformase en una big band de 15 músicos o más.

Isabel, The Liberator es el primer corte de disco. Con sus quince minutos hay tiempo para el sosiego y para la algarabía afro-caribeña. El piano de Larry Willis hace un colchón sobre el que la brass section teje el estribillo principal. Me pregunto como el Conejo de la Suerte: ¿qué hay de nuevo, viejo? Porque el disco lo habré escuchado infinidad de veces y ahora suena de forma especial. Los metales me suenan más articulados y menos incisivos. La percusión con el característico cencerro de Steve Berrios parece flotar con los brillos y clavarse como una pica con el medio grave. Pero ¿qué hay de nuevo? Y lo cierto es que no hay ninguna salsa nueva que haya cambiado el sabor “newyorrican” del disco. Como ese otro clásico del jazz. El vino es el mismo viejo vino de siempre, pero es el cristal de la botella el que ha cambiado. Ahora se presenta tan pulcro e inmaculado que me puedo permitir el lujo de subir el pote hasta las doce sin fatiga ni distorsión alguna.

Suena “Verdad Amarga” y la trompeta con sordina de Jerry y el piano de Larry son golondrinas haciendo un nido en la cornisa de mi alma. No hace falta más para sentir la sala llena de música fecunda de armónicos y rica en efímeros matices.

Otro fabuloso corte titulado  “Let’s Call This” tiene un formidable solo de contrabajo de Andy González que no me canso de escuchar.  Suena delicado, orgánico y con un extra de carnalidad. Qué músico más grande era Jerry pero es que su hermano Andy no le queda a la zaga: humilde y enorme a la vez.

Otro golpe de efecto son los aplausos después de cada solo del público del mítico Blues Alley los cuales parecen venir de todas direcciones y distancias. No sólo aportan información del tamaño de la sala de conciertos sino que sirven de gancho emocional para meternos en el ajo. Eso es para mí el hi-end: una puerta abierta al espacio tiempo; la Máquina del cambiazo del Profesor Bacterio. Uno coloca un disco y cree que es el disco el que está dando vueltas cuando realmente es uno el que termina por girar cual derviche hasta entrar en trance con y por la música.

Pero…

En la sección de peros más que un pero doy un consejo al fabricante. Podría introducir más acabados aunque sea previo encargo para hacer la plataforma más compatible con el estilo y la decoración de la sala. Algo que no influye en la calidad intrínseca del producto pero que ayuda en los siempre difíciles equilibrios de la convivencia doméstica.

Conclusión

Con mi sistema analógico la mejora que aporta la base Kuzma Platis 54 ha sido más evidente y significativa. Con la sección digital en cambio ha sido menos cuantiosa pero sin embargo más meritoria si cabe. Si se tiene un sistema ya perfilado y equilibrado -no olvidemos que esto va de equilibrismos en una cornisa- y se quiere dar una última vuelta de tuerca para optimizar la capacidad de resolución y transparencia de las fuentes, no se me ocurre mejor aliado que una base Kuzma Platis. Al ser un dispositivo pasivo no añade nada, no enturbia, no maquilla. No es un obstáculo más entre esa cadena de milagros imposibles que hay desde el micrófono que graba un concierto hasta ese punto (agri-) dulce que hay detrás de nuestra siempre terca cabeza audiófila. 

Kuzma Platis 54 – 2.500 €

Kuma Platis 65 – 3.500 €

Distribuye Audio Pasión 

EQUIPO USADO PARA LA PRUEBA

Cajas acústicas

  • Usher Audio Mini Dancer DMD 2

Amplificación

  • Amplificador Integrado Yamaha A-S3000

Fuente Digital

  • Reproductor de CD/SACD Yamaha CD-S3000
  • iMac mid 2007 Core 2 Duo 2,4 GHZ y 6 gigas RAM DDR3 con disco duro interno SSD para sistema operativo y software
  • Macbook Pro Retina Early 2015 con Intel Core i5 a 2,9 GHZ 8 GB de RAM DDR3 a 1867 MHZ y disco duro interno SSD de 500 GB
  • Disco duro Western Digital My Passport Ultra 2,5” y 2 tB para biblioteca musical

Fuente Analógica

  • Giradiscos Acoustic Solid modelo Solid Wood con Brazo Rega RB-303 y  cápsula Ortofon MC-3 Turbo

Cableado y otros

  • Regleta Furutech e-TP80e con cable de corriente Furutech G-314AG-18E
  • Cables de altavoz Supra Classic 6.0 en bicableado con bananas Qed Airlock de 4mm crimpadas en origen en ambos extremos
  • Cables de altavoz QED Silver Anniversary XT / CF con bananas Qed Airlock de 4mm crimpadas de origen en ambos extremos
  • Cable de corriente Furutech G-320Ag-18-E en SACD
  • Cable de corriente Cardas Golden Power Cord en Amplificador
  • Cable USB Audioquest Carbon en Macs/SACD
  • Cables de modulación RCA Groneberg Quattro Reference
  • Cables de modulación RCA Ortofon
  • Cables de modulación XLR Hivilux
  • Sala dedicada de 22 m2 acondicionada acústicamente con alfombra gruesa de lana natural,  cuatro paneles de fibra de vidrio de 50 mm marca EQ Acoustics situados en la pared tras el punto de escucha. 2 Paneles de poliéster de 100 mm marca EQ Acoustics en la pared de fondo. 2 Paneles de lana de roca de 150 mm en la pared de fondo y dos difusores cuadráticos de tipo residual marca T.Akustik modelo SC Diffusor. Ocho trampas de graves marca Auralex modelo Lenrd. Cortinas gruesas muy rizadas y doble cierre de aluminio con rotura de puente termoacústico. Trampa de graves de fibra de vidrio de 200 cm x 35cm x 70 cm.

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