La tapa se desmonta fácilmente (viene una llave allen) y dentro podemos admirar el ordenado trabajo de los suizos, con una fuente de alimentación relativamente sencilla (hay una entrada para una fuente externa) y una placa principal con la circuitería de previo sorprendentemente poblada (no usa ningún integrado operacional, es todo discreto y con componentes claramente elegidos y de calidad). Al lado contrario de la alimentación se monta la placa de fono, sobre tres gomas para aislarla de vibraciones: es un fono muy configurable, con transformadores de la casa para cápsulas MC y dos niveles de ganancia, más un inteligente sistema de “carga” a base de pequeñas plaquitas que podemos colocar (vienen media docena con diversos valores para la puesta a punto fina). Destacan los dos grandes potenciómetros Alps azules motorizados para volumen y balance, cercanos al frontal.
Si en el previo no hay nada digamos fuera de lo normal, con la etapa la cosa cambia. Aunque el tamaño es el mismo formato habitual de Nagra, de poco más de un palmo cuadrado de base, su parte superior es diferente. Forma un gran disipador y cuando te fijas aprecias que se ha mecanizado de un bloque sólido de aluminio (según ellos, parten de un bloque de diez kilos para dejarlo en sólo tres). Por detrás están las entradas de línea (sólo balanceadas) y las salidas de altavoces (sólidos conectores de cobre), además de un interruptor de ganancia por canal (sensibilidad a 1 o 2 V) y uno más para seleccionar el modo de funcionamiento: normal, puenteado (duplica la potencia y es monoaural) o biamplificación (usa la misma señal en ambos canales). En el frontal tenemos el inefable y precioso vúmetro (que indica salida de potencia y está graduado en W) acompañado de un pequeño LED rojo que marca no el “cliping” sino el principio del límite de corriente (10 Amperios), y un control giratorio principal para elegir si la tenemos apagada, enmudecida o en marcha (de forma permanente o sólo si detecta señal de entrada).
Dentro nos esperan algunas sorpresas. Nagra reconoce que la parte clave de cualquier amplificador es su alimentación y ha dado en esta etapa una enorme importancia a la fuente. Gran parte del espacio disponible lo ocupa un transformador toroidal de entrada. Pero ése es sólo el principio de su alimentación: a ambos lados hay dos placas pobladas con condensadores, bobinas y circuitería electrónica de control y regulación, además de sendos enormes condensadores de reserva de energía (en total la MSA acumula cerca de 200.000 micro Faradios). Nagra afirma haber diseñado una fuente de alimentación que prácticamente independiza el amplificador de las condiciones de la señal eléctrica de la red, y a la vez su exigencia no modifica las condiciones de dicha red (es decir que no recibe interferencias externas y tampoco las provoca en otros aparatos). Por encima de estas placas dedicadas a la alimentación está la placa de amplificación en sí, que usa un circuito relativamente sencillo con salida en clase AB a base de una única pareja (push pull) de transistores MOSFET por canal, y que usa una cantidad mínima de realimentación gracias a la estricta selección de componentes de la parte de entrada y “driver”. La entrada es sólo balanceada, pero con un curioso circuito que des-balancea la señal nada más entrar, de forma que sólo en uso monoaural tendríamos una etapa con arquitectura interna totalmente balanceada.