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Amplificador integrado Parasound HINT 6

Todo en uno

Parasound es una marca muy popular en Estados Unidos y que poco a poco ha sabido darse a conocer en nuestro país. Su fundador y todavía Presidente, Richard Schram, es un técnico que tras acumular experiencia en diferentes empresas de electrónica y sonido lanzó la marca en 1981. En estas cerca ya de cuatro décadas la empresa ha mantenido su objetivo de fabricar productos fiables, de buena relación calidad/precio y con una gama de mayores prestaciones también a precio contenido.

Parasound es una marca muy americana en cuanto a diseño, pero es práctica: empezó fabricando en Japón porque era donde se garantizaba la calidad, y cuando el Yen lo hizo imposible encontró en Taiwan socios capaces de responder a sus exigencias, con los que ha seguido trabajando treinta años después. En China nunca ha encontrado esa fiabilidad, ni el servicio óptimo para una marca, a fin de cuentas, pequeña. Un punto clave en la historia de Parasound es cuando iniciaron la colaboración con el técnico John Curl hace algo más de veinte años. Curl es un nombre famoso por algunos de sus diseños de amplificadores y desde entonces todos los Parasound llevan su impronta, ya sea en el diseño del producto al completo, en su concepto básico o en la parte analógica de sus aparatos digitales. Los modelos de alta gama Halo «JC» llevan sus siglas y están entre los productos «High End» más apreciados por los aficionados.

Dentro de la gama Halo de superior calidad de Parasound, hace pocos años lanzaron su primer amplificador integrado: el «Halo Integrated». Ahora nos llega una nueva versión, con el nombre acortado a «HINT» y el número 6 en referencia a su último preamplificador separado (P6) del que hereda mucha tecnología. Con un precio en torno a los tres mil euros, veamos qué da de sí este integrado que incluye unos capaces previo de fono y convertidor DAC interno.

Para la realización de esta prueba, Lafarga & Herranz como punto de venta autorizado de la firma en Barcelona me ha suministrado esta unidad, la cual paso a analizar a continuación.

Un muy completo «integrado»

La sección de potencia o amplificación del HINT 6 apenas parece haber cambiado respecto a la del Halo Integrated original, lo cual no es malo dada la buena prensa que ha tenido ese Parasound. Alimentado por un gran transformador toroidal capaz de superar 1 kW de potencia, trabaja en doble mono a partir de ahí (con secundarios separados para cada canal y sección). Cuenta con dos grandes condensadores electrolíticos de 10.000 microfaradios por canal (40.000 en total) y usa un diseño de John Curl que aprovecha las ventajas de cada tipo de transistor: JFET en la entrada, MOSFET en los driver y Bipolares en la salida (un push-pull de 6 por canal). Ofrece 160 X a 8 Ohm que suben a 240 W a 4 Ohm por canal, con los primeros vatios en Clase A. La fabricación es de buen nivel, el toroidal y las dos placas independientes de potencia de cada canal ocupan la parte central del chasis: en la zona del frontal está la parte de control de volumen y amplificador de auriculares (usa un chip Texas Instruments TPA6120 dedicado) y en la trasera, cerca de las conexiones, tenemos las placas de selección de fuente, el previo de Fono, la placa con el convertidor DAC y la parte de filtrado para usar subwoofer.

Todo esto último, la parte digamos de «previo» del integrado, es lo que sí ha cambiado respecto del anterior Halo Integrated y como decíamos se hereda del preamplificador dedicado P6. Parasound suele hacer esto, aprovechar diseños o partes de unos aparatos en otros: así consigue mantener precios relativamente contenidos y extender a otros productos soluciones que funcionan bien. De hecho eso y su fiabilidad son proverbiales, y hay productos con décadas que siguen dando satisfacciones a sus propietarios (yo mismo tuve una etapa multicanal Parasound que además de sonar bien parecía irrompible).

El primer cambio notable está en el control de volumen: en lugar del habitual potenciómetro Alps, el HINT 6 (como el P6) monta un control analógico de resistencias calibradas en un chip Burr Brown PGA2311. Este chip lleva operacionales internos pero es posible usar solamente su parte de control de volumen y elegir otro tipo de buffer externo de previo (un operacional mejor o un circuito dedicado), y así lo hace Parasound: son detalles que pueden pasar desapercibidos en otros productos pero que demuestran la implicación de John Curl en ciertos aspecto del diseño que, al final, se notan. Lógicamente este control de volumen permite contar con una pantalla que nos indica el nivel de forma precisa (de cero a 99 pasos) y un mando a distancia también preciso, aunque si preferimos el método manual el HINT 6 tiene una ruedecita (que gira sobre rodamientos) para eso.

La sección de fono ha mejorado al tener más ganancia (54 dB) en modo MC, y tiene (además del ajuste MM) dos para MC: con poca carga (47 kOhm como en MM) o para cápsulas que necesitan más control (100 Ohm). En cuanto al DAC interno, da un salto de calidad importante. Usa un chip ESS Sabre32 (el ES9018K2M) con una entrada coxaial y dos Toslink (hasta 24 bit y 192 kHz) además de una USB 2.0 asíncrona capaz para PCM hasta 32 bit y 384 kHz, o DSD hasta 256 (y también DoP). Es decir, a la última sin faltarle de nada, y con la buena idea de tener dos entradas ópticas (en muchos sistemas con solo una no es suficiente si tenemos televisor y fuente de vídeo con esa única salida). En total tenemos además esa entrada de fono, otras cinco analógicas en RCA (una duplicada en balanceado XLR), una salida RCA de grabación, salidas de previo RCA y XLR y salidas para subwoofer XLR (una) o RCA (dos). Han querido mantener el producto en «audio puro» sin dotarle de conexiones HDMI, ni de un reproductor de red (streamer) interno.

Pero lo que sí tiene es algo más: un filtro activo interno, es decir, muchas facilidades para usarlo en un sistema con subwoofer(s), incluso para integrarlo en un sistema de Cine en Casa en el que queramos sacar más provecho de la música estéreo. Es posible redirigir las salidas de los canales frontales (L y R) del receptor o procesador de AV, y también una o dos de subwoofer, al Parasound. Usaremos su amplificación para los canales L y R, y redirigiremos los graves a los subwoofer a nuestro gusto. La trasera del Parasound cuenta con sendos filtros (pasa-bajo y pasa-alto) para eso (desconectables si no se quieren usar): para decidir el «corte» hacia las cajas (por ejemplo, si usamos monitores compactos cortar el grave de 60 Hz para abajo) y también el del subwoofer (en ese caso sería enviarle de 60 Hz para abajo solamente).

Todo esto se regula en la trasera y lo normal es no tenerlo que «manipular» una vez instalado y ajustado el Parasound en nuestro sistema. En el frontal y además del control de volumen citado tenemos la salida de auriculares, una entrada extra «Aux» (jack estéreo de 3’5 mm), botones para balance, agudos/graves y nivel de subwoofer, selección de fuente, más botones para reposo, desactivar sección de «tonos», reducir brillo de pantalla y «mute». No sé si en las fotos se aprecia bien, pero el frontal me pareció bastante incómodo de uso: esos botones tan pequeños se manejan muy mal (yo no tengo dedos grandes) y el de fuentes obliga a pasar secuencialmente por todas. Por suerte el mando a distancia, con excelente iluminación, permite el acceso directo (incluso memorizar nivel de volumen por fuentes) y el control de casi todo.

 

Escucha

Tuve la ocasión de comparar el Parasound con nada menos que cuatro amplificadores: dos de válvulas y dos de transistores. Los primeros eran el sencillo integrado con EL84 (unos 10 W) y el Gran Filarmonía con EL34 (60 W) siempre en Clase A. Los segundos eran el ya clásico integrado Denon 2000 y las etapas Hypex Ncore 400. Usé el propio Parasound como previo y DAC por probar de forma independiente esas funciones suyas, pero la mayoría de escuchas fueron con cada aparato por sí mismo. Y casi siempre usando como fuente mi Linn Akurate DSM, ocasionalmente como «transporte» (hacia el DAC interno del Parasound) pero normalmente por sus salidas analógicas RCA o XLR. Las cajas más usadas fueron las Allegro Ramallo, de alta sensibilidad (97 dB) pero receptivas a amplificadores que muevan su cono de 12 pulgadas con genio; también probé el HINT 6 y mis referencias con una pareja de monitores B&W CM5, menos sensibles aunque tampoco «duros».

Aunque mis amplificadores eran dos de válvulas y dos de transistores, su perfil sonoro no responde a qué componentes llevan la señal: el de EL84 y el Denon son claramente más «cálidos» que el de EL34 y el Clase D. El Parasound HINT 6 va también claramente en esa dirección: su sonido, que debo decir es como recuerdo el de los Parasound que he escuchado siempre, es tirando a cálido, suave, incluso tranquilo. Hasta sus amplificadores más potentes suelen tener ese toque, no quiero decir que sean «sosos» pero sí que no son de esos aparatos que te sorprenden en algún momento musical con un golpe dinámico inesperado, ni desde luego tiran a lo que solemos llamar «analítico» en el mal sentido de la palabra (ácido).

Pero eso tampoco significa que los generosos 160 W de potencia del Parasound (que suelen ser siempre más cuando los miden) no tengan garra. Las Ramallo Allegro son cajas de alta sensibilidad pero su woofer (un JBL de 12 pulgadas) agradece tener detrás un amplificador potente y con buen grave. Mis etapas Hypex destacan en este aspecto, pero el Parasound no se quedó atrás. Un buen tema para ver cómo vamos de impacto y grave es el «Ride Across the River» de Dire Straits (disco Brothers in Arms) y el HINT 6 no decepcionó. Otro tema que me gusta para probar cómo andamos de graves (y de paso qué tal va la acústica de la sala que puede provocar terremotos…) es el «The Power of Good-Bye» de Madonna (disco Ray of Light) y también se dibujó una buena sonrisa en mi boca. Para todo esto no usé el filtrado interno (ajustes traseros) ni el subwoofer (un SVS de 12 pulgadas) lógicamente. Una breve prueba con cableado provisional me permitió comprobar que el Parasound puede ser perfecto para un sistema «2.1» gracias a sus ajustes y posibilidades: me faltó dedicarle un poco más de tiempo ya para un ajuste más fino, a base de probar más (y/o de medir).

Más allá de su capacidad para mover conos de graves, de todas formas, el recuerdo que me queda de este integrado Parasound es el de un amplificador que encajó muy bien en el sistema y estuvo funcionando unas semanas sin darme otra cosa que satisfacciones. Sin ruidos, sin calentarse apenas (no pasa de tibio), solo cuando me alejaba mucho tenía que «apuntar» con el (estupendo) mando a distancia. Y escuchando música, parecido: ese estilo suave y dulce es bienvenido cuando se trata de sentarse a disfrutar de la música. Sin perder detalles: con la reciente «Ha Nacido una Estrella» (película y banda sonora) he descubierto una Lady Gaga que no imaginaba (o mejor dicho conocía). Su voz y la del propio Bradley Cooper (otro gran descubrimiento su talento más allá del de actor), las guitarras, suenan realmente «vivos» con el Parasound y las dinámicas Allegro. Al final cuando un aparato te resulta tan agradable acabas escuchando más música, incluso y gracias a las facilidades actuales (en mi caso el servicio musical Tidal y a veces Spotify) empiezas a descubrir cosas. En mi caso y durante la estancia del HINT 6, fue el compositor de origen irlandés John Field: sus obras para piano son excelentes, y sorprenderán a quien no lo conociera. El «concierto irlandés» es un ejemplo pero invito a descubrirlo dejándose llevar por alguna lista de reproducción… Fue un antecesor de Chopin, y se dice que inventó el Nocturno unas décadas antes.

Respecto de las otras funciones del Parasound como «fuente», lo comparé con mi Akurate DSM que también tiene fono interno (MC) y DAC con entradas digitales. El Parasound estuvo a un nivel muy parecido para mi sorpresa, y hubo que ponerse para encontrar diferencias más allá del matiz… El fono (en modo MC con 100 Ohm de carga) era casi tan silencioso como el Linn (muy bueno en ese sentido) pero me pareció más alegre, más rítmico: mi disco de Oscar Peterson me hizo mover más los pies, que es buena señal. Este integrado lleva pues un fono que va bastante más allá de «cumplir en la ficha técnica» y satisfará a los aficionados que conserven su plato.

Algo parecido ocurrió con el DAC interno. En este caso, fue fácil comparar directamente entre la señal digital de mi «streamer» Linn convertida por el Parasound, o la señal ya analógica de aquél, además en sus dos posibles versiones, RCA o balanceada. El Linn suena algo mejor por balanceado y el Parasound es lo suficientemente transparente como para permitir apreciar ese poquito más de detalle, apertura, incluso suavidad, que disfruto por esa salida. Respecto a su DAC interno, está más cerca de cómo suena el Linn por sus salidas no balanceadas… pero siempre me gustó más mi fuente. Es normal (es una fuente dedicada que ¡cuesta el doble que el integrado!) pero me llamó la atención que la diferencia no era grande: por poner un término comparativo, hace poco probé un reproductor Lumin (el básico D2) y me pareció que había más diferencia a favor del Linn en ese caso. Moraleja: si queremos una fuente «streaming» y el Parasound encaja en nuestro equipo, mi consejo podría ser usar una fuente tipo Lumin U1 Mini (el que no lleva DAC) o quizás el popular Bluesound Node 2i para aprovechar el DAC del integrado. 

Conclusiones

Para montar un sistema estéreo, o como complemento para quien tenga un receptor de cine en casa y quiera dar un salto en calidad en estéreo, el Parasound es una gran opción. Podrá mover cualquier altavoz que queramos o tengamos, su fono asegura buen sonido con un plato y cápsula de nivel equivalente, y su DAC interno nos permite acceder a fuentes digitales asequibles para sacar lo mejor de ellas. Me gustan particularmente sus opciones para configurar un equipo con subwoofer: además de los ajustes que el propio Parasound nos permitirá, habrá que trabajar un poco pero el resultado final siempre merecerá la pena.

Puntos destacados

+ Perfil sonoro muy agradable, cálido, con excelente capacidad de mover cajas

+ Gran conectividad y versatilidad, incluyendo los filtros para subwoofer

+ DAC interno de buen nivel, perfecto para fuentes digitales económicas

+ Mando a distancia completo y sencillo

– Controles del frontal incómodos

PVP: 3.499 euros

Información y venta: Lafarga & Herranz

FICHA TÉCNICA

Amplificador integrado con cinco entradas analógicas de línea (una balanceada) otra de Phono (compatible MM y MC), más 1 jack estéreo 3’5mm frontal (Aux). Entradas digitales: 1 USB (DSD256 PCM 24/384), 1 SPDIF RCA, 2 TosLink. Potencia máxima de salida: 160 W por canal a 8 Ohm y 240 W a 4 Ohm. Salida para auriculares 3’5 mm con amplificador dedicado (TPA6120A). Bypass para canales frontales y 2 subwoofer en Home Theater. Salida para subwoofer (XLR y dos RCA) con filtro ajustable, más filtro para vías principales ajustable. Mando a distancia retroiluminado. Consumo máximo 750 W, en resposo 0’5 W. Respuesta en frecuencia 10 Hz a 100 kHz (+-3dB). Dimensiones (An x Al x Prof) 437 x 150 x 413 mm. Peso 15 kg. 

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Fuentes

  • Linn Akurate DSM
  • Technics SL 1200 con cápsula Dynavector XX-1L

Cajas acústicas

  • B&W CM5
  • Ramallo Allegro

Amplificación

  • ARS Sonum Gran Filarmonía (integrado válvulas)
  • Hypex NC400 (etapas monofónicas Clase D)
  • Denon PMA 2000 (integrado transistores)
  • Puresound A10 (integrado válvulas EL84)

Cableado

  • Nordost, Kimber, Linn

 

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