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Los altavoces son propios de Vivid Audio, y son los mismos que se usan en las gamas más altas. Aquí no hay “tecnología basada” ni ninguna palabrería habitual en otros fabricantes de mayor volumen. El tweeter de estas V1.5 es exactamente el mismo que el de las Giya G1 de casi 50.000 euros. La referencia D26 como su nombre indica es un domo de 26 mm de diámetro, de aluminio, con un anillo de carbono interno patentado, y que cuenta con un muy potente imán, que ha exigido un fluido refrigerante especial, y está abierto por detrás y conectado a un tubo de perfil exponencial. El conjunto consigue evitar que la primera resonancia llamada “de rotura”, porque es donde se termina la banda pasante útil del tweeter, llegue antes de los 44 kHz. Al contrario que algunas de sus hermanas mayores, la V1.5 monta dicho tweeter con una ligera guía de onda -la forma cóncava de la parte alta de la caja-, para ayudar en la alineación temporal de los drivers y mejorar cómo se funde con el altavoz de medio-grave -el corte del filtro está en 3 kHz-.

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El otro altavoz no es menos sofisticado. También fabricado por Vivid, pues lo único que no está hecho en la fábrica son los conos y domos que vienen de un proveedor específico de Gran Bretaña, tiene una bobina de gran diámetro (50 mm) sumergida en otro potente campo magnético -usan hierro-neodimio en todos sus imanes-. El chasis es de aluminio fundido, con 12 brazos perfilados para minimizar la resistencia de las ondas sonoras traseras, pues el altavoz está prácticamente del todo abierto por su parte posterior para mejorar la refrigeración y minimizar resonancias. El control de éstas, incluso de origen mecánico, es exhaustivo en Vivid y ejemplo de esto, es cómo se fija este altavoz a la caja: a simple vista no se observan placa ni tornillos… ¡porque no los hay! El driver se monta “flotante” sobre cinco aros tóricos de silicona (goma blanda) y va sujeto por su parte trasera -el tweeter también se monta así-. Este driver se usa aquí para medios y graves, y el mismo o una variante suya, dependiendo de la caja y el número de vías, se usa en las otras Vivid de gama superior.

El filtro usa, como en todas las Vivid, una curva de cuarto orden Linkwitz-Riley, que ponen a punto ellos mismos hasta conseguir el resultado deseado. Está en la base del pie, donde tenemos cuatro bornes de calidad (WBT) en un espacio algo justo para según qué cables o terminales, dicho sea de paso.

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Escucha

El nombre del fabricante, “Vivid”, de una buena primera pista de cómo suenan estos altavoces. Desde luego nadie podrá decir que suenan sosos o aburridos, y las primeras palabras que te vienen a la cabeza al empezar a probarlos son “rápidas”, “dinámicas”… y sí, “vivas”. Es algo que aprecias inmediatamente, esa y sus otras cualidades que veremos enseguida. No son cajas de esas con las que necesitas cohabitar un tiempo, acostumbrarte, aprender a apreciar su versión de tu música. No, con las Vivid enseguida te haces idea de qué ofrecen… y quizás debería decir de qué “no” ofrecen. Lo que hacen es ser muy fieles a lo que hay por detrás suyo en el equipo, y por ello se convierten en una estupenda herramienta para alguien que, como yo mismo, pasa bastante tiempo probando aparatos. No pienses que eso significa que estas cajas hacen obvio cualquier defecto, porque no es así. Tienen la virtud de mostrar lo mejor del equipo, sin subrayar lo malo y sacando el máximo partido de lo bueno.

Además de la palabra que las define -vivas-, hay otra que cada vez que alguien me preguntaba “qué tal” me venía enseguida a la boca, coherencia. Hay algo en cómo suenan, una continuidad de la parte baja a la alta del espectro, que encandila, y no estoy intentando describir una curva de frecuencia perfectamente lineal, que es una quimera sin ecualización y quizás una quimera no del todo deseable, aunque claramente no tienen grandes desviaciones intrínsecas. Esta coherencia no sólo las hace muy agradables de escuchar, sino que permite a las Vivid ofrecer una escena sonora de primerísima fila, como pocas veces he disfrutado tanto en amplitud como en profundidad, donde puedes señalar con mucha precisión las fuentes virtuales. Son casi perfectas en esto, les reprocho sólo que si nos sentamos a una altura normal, la escena queda un poco más baja de lo que estoy acostumbrado, pero en un sofá o sillón que deje nuestros oídos al nivel de los tweeter o algo por debajo, recuperamos una altura de escena correcta, o la que para mí es normal, tirando a alta.

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