Bocinas y válvulas
Siempre está uno buscando nuevas experiencias en esta nuestra afición. Y la verdad que últimamente si hay algo que me está interesando y en lo que tengo puesta toda mi atención es el mundo de los altavoces de bocinas. En la última edición de la feria del “High End” de Munich, me impresionó profundamente el sonido de algunos equipos. Estos estaban compuestos por altavoces de radiación indirecta, atacados por amplificadores de alta calidad de válvulas. Y desde entonces me encuentro ojo avizor a este tipo de configuraciones. Hasta ahora, quizá por algún estúpido prejuicio, no había considerado siquiera la posibilidad de que pudieran interesarme lo más mínimo. Es posible que influenciado por esa leyenda audiófila, de que estos equipos producen un tipo de sonido timbricamente desequilibrado. Pero nada más lejos de la realidad. Bien implementadas estas configuraciones proporcionan una escucha que nos acerca a una posición increíblemente cercana al evento sonoro real.
De una manera casi providencial contactó Javier Martin de Belaudio conmigo. Parece que uno está pensando en algo, para que en un abrir y cerrar de ojos alguien te presente la oportunidad de escuchar el objeto de tus deseos en tu propia sala. Amablemente Javier se ofreció a traer e instalar en mi sala, un equipo cuyos componentes principales eran unas cajas del fabricante italiano Casta Accoustics, en particular el Model A, y el amplificador integrado Almarro A318B.
Dicho y hecho, Javier no tardó en presentarse en mi casa con el equipo debajo del brazo. Las Casta Model A son unas cajas con un acabado exquisito. Se pueden tomar diversas fotos de estas cajas, pero éstas no hacen justicia ni del detalle del acabado, ni del tamaño que parece que tengan. Son unas cajas voluptuosas, que provocan sorpresa al espectador. No se puede evitar acercarse a tocar los lustrosos acabados, y a admirar las equilibradas formas y dimensiones de este objeto de deseo. Sin duda alguna es un diseño italiano y eso se nota.
El Almarro A318B da la impresión de ser un juguetito. Pero nada más lejos de la realidad, es un integrado configurado en modo “single-ended triode”, que proporciona 18 robustos vatios por canal, y que asociado a las cajas adecuadas puede llegar a deleitarnos. El acabado igualmente es de completo lujo, formando una pareja idealmente conjuntada con las Casta.
Una Sorpresa
Hicieron falta unos 30 minutos para que nuestro invitado pusiera en marcha el conjunto, y finalmente empezó a sonar música en mi sala. Ya estaba yo advertido sobre la necesidad de dejar calentar el amplificador, pero la ansiedad me pudo. Y en vez de retirarnos un ratito a tomar un refrigerio mientras el equipo se estabilizaba, procedí a sentarme y realizar una primera toma de contacto con la combinación. ¡Vaya impresión! Aquello sonaba comprimido y congestionado con un equilibrio tímbrico claramente focalizado en el medio, que a su vez sonaba poco natural. En aquel momento la cosa no pintaba nada bien, así que confiando en que al estabilizarse el equipo aquello mejorara, nos pusimos a buscar una buena localización de las cajas en mi sala. Y no fue hasta un poquito más tarde que se produjo el primer cambio.
En mi vida he experimentado algo más radical, ya que más o menos a los 45 minutos de empezar a sonar, el Almarro sufrió una transmutación digna del más genuino Dr. Jekill. En cuestión de 5 minutos se produjo una apertura del sonido que simplemente me dejó boquiabierto. El extremo grave adquirió toda su extensión control y articulación. Pasando así de ser lento y flojo, a tener una intensidad controlada digna de algunos de los mejores amplificadores de estado sólido. El agudo no se quedo atrás adquiriendo fluidez, ímpetu y extensión sin ser nunca cabezón. La mejora fue consumándose durante la hora y media siguiente llegando su punto culminante más o menos a las dos horas de empezar la escucha.
Visitaron mi sala diferentes compañeros de afición, pero éstos ya llegaron con el milagro consumado. Claramente es mejor llegar a tiempo que rondar mil años. Y ya una vez cuando quedó claro que se había obrado la prodigiosa mejora de nuestros invitados, me dispuse a realizar una evaluación crítica de su sonido. Estaba con ganas ya que quería confirmar las sensaciones positivas que había acumulado en Alemania.
Y la verdad que la asociación del integrado Almarro con las cajas Casta no podía ser más efectiva. Una vez solventada y superada la primera impresión, me encontré con un sonido muy de mi agrado. Las Model A tienen una extensión en frecuencia de 50 Hz. a 20 Khz. y una sensibilidad de 93 dB/W/m con una carga de 8 Ohms. Tienen un woofer de fibra de celulosa de 8” y un twetter de 1 pulgada de radiación indirecta, con una tecnología que Casta denomina “Zero Compression Direct Front Loading”.
El Almarro A318B es un integrado a válvulas en clase A, que proporciona 18 vatios por canal, con un consumo de 260w y un peso aproximado de 20 kgrs.
Las sensaciones no tardaron entonces en llegar conformando una idea bastante precisa de lo que esta asociación puede ofrecer. El grave es honesto y no intenta meterse en problemas, reproduce hasta donde llega con solvencia, dejando seguramente ese poquito que falta para las cajas superiores de la marca. Aún así, mucho cuidado si alguien piensa que estas cajas pueden ser ubicadas sin problemas en salas mínimas. Por que hasta los 50 Hz., ofrecen un grave muy realista e intenso, que si se trata con negligencia nos meterá en problemas. Es articulado y con un control bastante aceptable, pero su presencia provocará que tengamos que ejercer prudencia si ubicamos las cajas en una sala de dimensiones reducidas. Mi sala quedó completamente llena con el grave que proporcionan las italianas, así que mucho ojo.
El medio es delicado y carnoso, provisto de una dinámica muy buena. La articulación es ejemplar proporcionando mucho detalle a las inflexiones de la voz de los intérpretes. La sensación de presencia es bastante aceptable y aguanta un volumen bastante generoso sin desmadrarse lo más mínimo. La impresión es de calidez sin llegar en ningún momento a ser empalagoso. La verdad es que es todo lo que se puede esperar de una amplificación de válvulas en lo que al medio respecta.
El agudo me agradó bastante. El tweeter funciona con facilidad provocando un sonido rápido y fluido. Encontré que en mi sala este transductor debía de estar directamente enfocado al oyente para proporcionar la mayor fidelidad. Aún así, nunca noté que el altavoz de las Casta provocase ni una pizca de fatiga. Con lo que puedo afirmar que, en el caso de estar asociado con el Almarro, será muy complicado, si no imposible, que produzca un sonido estridente. Si lo hiciese sería en todo caso debido a un problema acústico y achacable a la ausencia de tratamiento adecuado de la sala de escucha. De igual manera, el agudo tiene una micro-dinámica buena y equilibrada, no existiendo en ningún momento exageración o grandilocuencia en este aspecto. Por si acaso, es importante reseñar que en la parte posterior hay un potenciómetro que nos permitirá, tanto positiva como negativamente, variar la respuesta en 2 dB. del twetter.
La escena me resulto más pequeña que la que mi equipo propone en mi sala, pero también hay que ser justos y considerar que estamos hablando de monitores ubicados en una sala de 35 m2. Seguro que posicionadas en una sala más acorde con sus dimensiones proporcionaran una escena más coherente con sus posibilidades.
La dinámica es muy correcta proporcionando sus dosis de ataque en su justa medida. Esto resulta ser una gran virtud ya que proporciona una naturalidad increíble, desprovista en todo momento de todo tipo de efectismo o exageración, lo cual dice mucho de la idoneidad de la combinación que se evalúa. Buenos silencios acompañados por repentinas pero controladas aceleraciones de sonido, que demuestran que se puede impresionar con unos monitores, sin tener que recurrir a artificios o engrandecimientos antinaturales.
De vuelta a mi equipo
Igual que llegó se fue. Intentamos alargar lo más posible la tarde, pero irrefutablemente la hora de la cena se nos echó encima. Aunque estábamos disfrutando con el sonido, hubo que abruptamente suspender la escucha, ya que sin darnos cuenta habíamos consumido el poco tiempo que nos quedaba. Cuando llegó el momento, Javier desmontó el equipo con el mismo oficio que demostró al ubicarlo en mi sala, y con un gran cuidado los protagonistas de nuestra audición fueron volviendo a sus envoltorios.
Personalmente he quedado contento ya que la combinación propuesta por Belaudio ha confirmado las magníficas impresiones que obtuve en Munich sobre este tipo de configuraciones. Desde luego lo que queda claro es que nuestro amigo Javier, sabe conformar un equipo equilibrado, ya lo ha demostrado en varias ocasiones, recordemos por ejemplo la combinación que presentó en Elitexpo. Yo desde luego escucharía esta combinación antes de conjuntar cualquiera de los dos protagonistas con algún otro aparato similar. Esta unión tiene una magia que encuentro muy difícil de superar.
Finalmente agradecer a Belaudio y a Javier Martín la oportunidad brindada para poder escuchar en la comodidad de mi sala un equipo configurado con mucho mimo y dedicación. ¡Muchas gracias!
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