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¿Qué efecto debemos esperar de la inclusión de un buen cable de modulación o de altavoz en nuestro sistema de sonido? ¿Debemos esperar una mejora, sólo por el hecho de que estamos invirtiendo una cantidad considerable de dinero en ellos? Y si damos por sentado que vamos a mejorar… ¿en qué sentido? Sin duda, estas son preguntas de difícil contestación.

Si recurrimos a unos supuestamente ideales teóricos, el cableado perfecto debería tener una característica común con un perfecto preamplificador, su nula influencia modificando la señal eléctrica que porta la música que escuchamos al pasar a través de ambos. Dicho de un modo más sencillo, un cable ideal no debe quitar ni poner nada. ¿Pero dónde encontramos ese cableado soñado? Por supuesto, que no existe ningún cable en el mercado que traiga consigo la certificación oficial de «100% cable neutro».

La realidad es que la mayoría de nosotros, hemos asumido que todos los cables que incluimos en nuestros equipos, en mayor o menor medida tienen influencia final en el sonido que recibimos del mismo. De esta forma, usándolos y sobre todo seleccionándolos con sabiduría, conseguimos «ecualizar» nuestro sonido ligeramente – o a veces no tanto -, con el fin de que nuestro sistema suene mejor, o esté más acorde a nuestro gusto. Esta actuación personalmente me parece totalmente válida y muy inteligente, pues para mí, la obtención del mayor placer posible escuchando música, está por encima de cualquier otra consideración. Pero pongámonos en el caso de que disfrutamos de un equipo totalmente equilibrado en su sonido, y queremos mejorar la calidad del cableado variando muy poco su impronta sonora. O puede ser que tengamos una premisa básica e irrenunciable, alcanzar una reproducción lo más fiel posible de todo lo que está grabado. Para estos casos, después de escuchar los cables Element47 Black Master, no puedo más que recomendarlos sin ninguna duda.

Element47

Element47 es una compañía afincada en España, aunque su fundador Patrick Rindisbacher es de origen suizo. Inició su andadura en el año 1998, con la intención de acercar la reproducción musical al mayor grado de excelencia posible. Para alcanzar este cometido, Element47 ha tenido un principio muy presente, que ha marcando el camino a seguir, posibilitar a la señal sonora la manera más eficaz para que la señal sea transportada con la mayor pureza e integridad, y de esta manera se asemeje lo más posible a la música en vivo.

 

Para conseguir alcanzar este, en grado sumo ambicioso objetivo, Patrick Rindisbacher ha desarrollado una innovadora tecnología denominada SCT «Suspended conductor technology». Años de experiencia e investigación están detrás de este tipo de construcción única en el mundo, que en este momento se encuentra pendiente de patente mundial por Element47. Según información del fabricante, estas son las cualidades principales destacables en su tecnología SCT:

  • Elimina la degradación de la señal producida por el contacto directo entre el dieléctrico y el conductor/es.
  • Reduce casi completamente la interacción de los campos electromagnéticos entre los conductores.
  • Permite extraer las máximas cualidades que pudiera entregar un conductor determinado.
  • Disminuye drásticamente el tiempo de rodaje, casi instantáneo.
  • Permite percibir hasta el más mínimo detalle de cualquier pieza musical con un excelente balance tonal.
  • Respuesta dinámica y precisa en todas las frecuencias, libre de distorsiones y coloraciones, totalmente neutral, destacando la gran naturalidad.
  • Impresionante escenografía musical, holográfica y muy emocional, pudiéndose percibir toda la ambientación del lugar de grabación; siendo toda una revelación para el oyente.

Tras comprobar que por lo menos sobre el papel nos encontramos ante unos cables sustentados en una base tecnológica muy avanzada, veamos ahora su construcción y acabados.

Los Element47 Black Master, vienen presentados en unas elegantes cajas negras de cartón, en las que la tapa viene fijada con dos círculos de velcro. En el interior, al apartar el suave papel de celofán rojo que los envuelve, nos encontramos con nuestros cables, fuertemente sujetos con unas bridas al fondo de la caja, que los mantiene perfectamente inmóviles y libres de roces o golpes en su transporte. Muy buena idea que nunca había visto en otro fabricante. Es necesario cortar las bridas para extraerlos de su contenedor y separarlos de la capa de espuma que a modo de colchón se encuentra debajo de ellos.

Una vez en mis manos, aprecio la perfecta terminación de los mismos, sin ningún lujo innecesario eso sí, tan solo unos muy buenos conectores -Oyaide-, el cable recubierto con funda de nylon negra, y el nombre del fabricante y del modelo sobre el termorretráctil de los extremos del cable de altavoz y cercano a un extremo de los de interconexión, marcando el sentido de los mismos.

En el interior de los mismos, como material empleado en la elaboración del conductor, encontramos exclusivamente cobre de muy alta pureza.

Así pues hemos visto que los Black Master son unos cables que guardan lo mejor para su interior, y en los que encontramos un innovaciones reales, que posiblemente permiten aventurar un gran resultado final. Comprobemos si las pruebas de sonido así lo corroboran.

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