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Line Magnetic LM-219iA

Una amplificación de referencia para audiófilos sin ideas preconcebidas

Una vez más he tenido la ocasión de probar un producto del que, a pesar de haber oído hablar e incluso haber puesto entre mis objetivos para escuchar, no se había dado la oportunidad hasta el momento. Usualmente asociamos producción en China con niveles de calidad y costes de producción menores que los habituales de las firmas de Occidente, y esto para mí es muy disuasorio. Pero investigando sobre sus productos tuve la oportunidad de descubrir que esta vez, las cosas parecían diferentes. Una gama muy amplia, una apuesta decidida por la calidad –mucho más que decidida– y un respeto a principios fundacionales de la alta fidelidad de excepción –sólo hay que ver las réplicas de los pabellones de Western Electric que producen para Auditorium 23–. Esto fue suficiente para que me decidiese a probar uno de sus productos, el amplificador integrado Line Magnetic LM-219iA.

Empezaremos hablando en primer lugar de lo que es el componente como tal. Decir que el embalaje, que en muchos casos es una evidencia del interés que ponen las firmas en un trabajo bien hecho de forma global, es modélico y muy revelador. Caja de cartón con refuerzos de porexpan en el interior, paletizada en palet de plástico, retractilada y flejada. Una vez abierta esta, impresiona el tamaño y peso del amplificador, sobre todo este último, que es ni más ni menos que de 55 kilos. Las dimensiones, aunque más contenidas, no son de las que pasan desapercibidas: 43 x 43 x 40 centímetros. Son necesarias dos personas para manipular este componente y esto debe ser tenido en cuenta. Tuve que recurrir a ayuda externa para poder instalarlo en mi sala –fue necesario además desmontar la mitad de la configuración de mi sistema para poder situarlo y aun así era casi imposible moverse–.

Una vez situado en su ubicación definitiva, dediqué un tiempo considerable a examinar su aspecto externo. Hay que decir que su diseño es extremadamente sobrio, incluso espartano: muy alemán, podríamos decir. No hay nada que no sea necesario y las serigrafías se limitan a expresar lo que significan. Los mecanizados son sencillamente fabulosos –no encontré ni un defecto ni siquiera examinándolo con lupa– y no tienen nada que envidiar a las reputadas marcas occidentales con las que a menudo todos fantaseamos. Los acabados están trabajados a conciencia, en un elegante y dicho sea de paso poco habitual hoy color negro mate.

Exteriormente, constatamos la presencia de un vúmetro encargado de medir potencias de salida y dos más pequeños para hacer el ajuste del bias de las válvulas. Sumamos los correspondientes selectores y pulsadores que desempeñan diversas funciones, entre ellos el de encendido y apagado y el de la siempre interesante función de apagado de la iluminación del frontal. En la parte trasera tenemos conexión para tres entradas de línea –quizás hubiese esperado alguna conexión más–, pues nunca sabes si esto es debido a un purismo mal entendido o es que se considera que nadie conecta hoy en día más de tres fuentes, lo que me permito dudar. La salida de altavoces, con una útil selección del valor de impedancia de la caja, cuenta con conectores de gran calidad, lo que remata el conjunto en su totalidad.

Sonido

Las grabaciones utilizadas para efectuar esta revisión fueron escuchadas en digital, y en los casos en que se indicará y cuando ha sido posible en vinilo. Como se desprende de la selección musical, se ha hecho un especial énfasis en las voces, donde el sistema puede, en conjunto, dar lo mejor de sí mismo y donde a mí me resulta más sencillo evaluar un componente.

Llegado el momento de la escucha, conecté en primer lugar mi fuente digital, el reputado y veterano combo CDSD/DAC 6 DSD de la americana Emm Labs, y me dispuse a escuchar la Semiramide de Rossini, obra que se cuenta entre mis óperas favoritas y que conozco bien. Hay que decir que, como calentamiento, sonó en su totalidad sin que yo prestase atención, para a continuación volverla a poner para evaluar el componente.

Hay que decir que para los que conocemos la estética sonora de la dotación valvular de este amplificador –una pareja de 300b conduciendo un par de 845 para su etapa de calidad no es poca cosa–, no vamos a encontrarnos sorpresas, todo es familiar. Sin embargo, en su mayor parte, todo fueron sensaciones muy agradables. La tímbrica es la esperable, cálida y suave, sin estridencias ni incisos llamativos. El agudo, de una gran finura, se integra muy bien con el conjunto de frecuencias, y el grave sorprende por profundo y definido. Incluso en unas cajas como las mías –Acuhorn Rosso Superiore 175–, cuyo punto fuerte no es el desarrollo de estas frecuencias, he apreciado su fuerza y poder.

Lo mejor sin duda alguna: un rango medio natural, agradable al oído, con una buena finura de grano y que me permitió horas de escucha sin síntoma alguno de agotamiento. Instrumentos con mucha madera, como a mí me gusta, y sonando perfectamente reales, a lo que deben sonar. Una coherencia tonal absoluta que no es precisamente característica de cualquier amplificador, lo que facilita en grado sumo la escucha.

Respecto a la dinámica, aunque mis cajas son realmente fáciles, me ha sorprendido lo mucho que dan de sí los 24 vatios reales que declara este amplificador. Los escasos pasajes complicados que tiene la Semiramide los resuelve con autoridad, sin la más mínima pérdida de información. La escena sonora es amplia, abierta, centrada y bien formada, a pesar de mi limitada sala de escucha, pero a pesar de estas circunstancias, me sorprendió la ausencia de defectos perceptibles.

En la escucha del disco Introspective, de Pet Shop Boys, está grabación me permitió refrendar lo anteriormente dicho para un disco de un género tan distante del antes mencionado. Las voces solistas suenan límpidas y diáfanas, y los instrumentos perfectamente distinguibles, con matices que prometo que no había escuchado antes con mi amplificación de siempre, el conocido combo de Nagra PLL/PMA. Me ha sorprendido la rapidez del amplificador, aunque no sea algo que yo me esperase, es manifiesta.

Después, pasé a escuchar otras grabaciones, entre las mencionadas más arriba. En vinilo, la grabación de Introspective que acabo de analizar en digital manifiesta las mismas virtudes, pero aún más acentuadas. La reputada VdH The Colibri, transparente y detallada, deja todavía más microinformación y la escucha se hace aún más agradable, nada fatigante. Por otra parte, disfruté especialmente con el De cine – My Favourite Things–, de Laura Simó. La característica voz de la cantante catalana se escucha como nunca antes la había oído. Detallada, proyectada y perfectamente definida. Especialmente bien me han sonado las cuerdas de sus músicos de estudio. Un lujo para los oídos.

Me gustaría comentar expresamente dos características de este amplificador que merecen ser reseñadas. En primer lugar las posibilidades en cuanto a ajustes que brinda esta máquina, y la exactitud con la que pueden llevarse a cabo, como la corriente de bias de las válvulas, que cuentan cada uno con su propio amperímetro –hubiera sido ideal un mayor tamaño de los mismos–. Otra característica es el relativo poco calentamiento del integrado, incluso después de horas de funcionamiento. Esperaba que la sala se convirtiese en un infierno y no ha sido así. Esto es muy reseñable para un amplificador como este, puesto que su entrega de potencia en clase A discurre sin una disipación de energía exagerada.

Mencionar finalmente dos detalles que son muy reveladores de la calidad de este producto: su pequeño –excesivamente pequeño para mi gusto– aunque impecablemente mecanizado control remoto, y la práctica jaula protectora del conjunto de válvulas, que queda fijada mediante unos minúsculos pernos que entran en sus orificios a presión y que facilita en grado sumo su colocación y retirada.

Conclusiones

Antes de concluir este somero análisis, que he podido realizar gracias a las facilidades otorgadas por el editor de esta revista y por el importador de la firma para España –Ultimate Audio–, quiero reseñar la que me ha parecido una de las características más importantes, sino la que más, de este amplificador: su probablemente imbatible relación calidad/precio. Amplificadores que suenen tan bien como éste, a lo mejor hay alguno–evidentemente no los he escuchado todos– y amplificadores de iguales o similares características técnicas también, pero que como este Line Magnetic LM-219iA reúnan una restitución sonora tan excelsa a un precio aún abordable, no recuerdo ninguno. Si nos encontrásemos ante el mismo amplificador pero de una firma consagrada de las que todos tenemos en mente, el precio sería superior en varios órdenes de magnitud. Un componente para quien busque amplificación a válvulas en clase A, configuración single-ended y tenga un presupuesto acotado. Imperdonable no considerarlo muy seriamente, de eso no tengo duda alguna.

Puntos destacados

+ Estética sonora reconocible y excelente

+ Habilidad para desenvolverse con todo tipo de grabaciones

+ Relación precio-calidad difícilmente mejorable

– Control remoto excesivamente pequeño y austero

Line Magnetic LM-219iA – 7999€

Distribuye Ultimate Audio

Sistema empleado para la prueba

  • Transporte digital EmmLabs CDSD
  • Convertidor digital-analógico EmmLabs DAC6 DSD
  • Giradiscos Pluto Audio 12ª Black Edition, con brazo Mörch DP-8 y cápsula Van den Hul The Colibri XGP LW
  • Previo de phono Audio Research Company PH3
  • Previo de línea Nagra PL-L
  • Etapas de potencia monofónicas Nagra PMA
  • Sintonizador analógico de FM McIntosh MR85
  • Cajas acústicas Acuhorn Rosso Superiore 175
  • Cables de modulación EmmLabs Optilink, Nordost Valhalla Reference y Kimber Select KS1111
  • Cable de phono Clearaudio Sixstream, cable de antena Van den Hul The Antenna, cables de cajas Vitus Audio Andromeda

Grabaciones utilizadas para la audición

  • Semiramide, Rossini; Studer/Ramey/Larmore/Lopardo, Deutsche Grammophon, 2008
  • Introspective, Pet Shop Boys; Horn, Manhattan Records, 1988
  • Introducing Carme Canela&Trio, Carme Canela&Trio, Freshsound New Talent, 1996
  • De cine –my favourite things–, Laura Simó, Picap, 1998
  • Lorquiana: canciones populares de Federico Garcia Lorca, Ana Belén, Ariola Records, 1998
  • BSO Blade Runner, Vangelis, EastWest, 1994

 

 

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