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Para finalizar no puedo olvidarme de la empresa que mayor esfuerzo lleva realizando desde hace muchos años, en demostrar sus productos como es debido de acuerdo a su calidad. Me refiero a Ultimate Audio Elite, que a parte de realizar año tras año un despliegue espectacular, cuida el sonido final de sus salas con abundantes medios de acondicionamiento acústico y empleando muchas horas de trabajo y experiencia acumulada. En la edición de este año han mostrado tres sistemas muy diferentes entre sí, pero con gran atractivo por su calidad, que atrajo como siempre el interés de abundante público en sus salas.

En primer lugar tenía interés en escuchar las cajas acústicas Elac Concerto. Las escuché el año pasado en su presentación en el High End de Munich y me llamó la atención su contundencia e impacto. Me producía curiosidad pensar en cómo podrían llegar a sonar en un entorno más cuidado, con una amplificación musical y un cableado acorde a su calidad. No las recordaba tan contundentes en sus dimensiones, sobre todo vistas frontalmente, ¡y es que impresionan! Su estética sobre todo si las miramos de costado es espectacular, y su asociación con la electrónica de Luxman un acierto, pues manejan las cajas con solvencia y musicalidad a la vez. ¡Me gusta Luxman!

Aunque la sensibilidad de las Elac no es muy baja –90dB–, manejar con agilidad los 4 woofers laterales de aluminio que las Concerto tiene por canal, requiere una buena entrega de corriente y Luxman la tiene, junto a una neutralidad con sutiles pinceladas de color que nos reconforta en la escucha.

 

En la misma sala –que por cierto rondaba los 100 metros cuadrados–, pero en sentido opuesto se encontraba el segundo conjunto mostrado por Ultimate Audio. Me refiero al compuesto por las magníficas cajas suizas Boenicke W11 SE, movidas por lo mejor de la americana Parasound con su preamplificador y etapas monofónicas. Un lector de Ayon completaba el equipo.

Podría suponerse un shock para los asistentes el pasar del poderío de las Elac Cocerto al reducido tamaño de las Boenicke, pero nada más lejos de la realidad. Las W11 llenaban la sala “casi” con la misma suficiencia, pero con un muy diferente lenguaje musical. Cierto es que si se les exigía una presión sonora que podía calificar como “un poco peligrosa para nuestros oídos” podía notar algo de estrés en su franja media-alta. Demasiado sala hasta para ellas a 100dB o más de presión sonora, pero en un entorno doméstico con menos exigencia puedo asegurar que deben sonar deliciosas. Encontré en ellas el timbre más natural y rico de cuantas cajas se expusieron en todo el show. Un absoluto placer escuchar música acústica, con unos timbres que deleitaban por su exactitud y realismo. Las percusiones con estas, pero también con cualquier Boenicke sin importar el tamaño son impactantes, con unas frecuencias graves viscerales, con pegada y rapidez. ¡Soberbias!

A todas estas virtudes se une otra, nada desdeñable, que es contar con una estética moderna, cálida y muy del agrado del público femenino. Sus reducidas dimensiones comparadas con el sonido tan grande y completo que ofrecen, las convierten en una solución muy poco intrusiva si solo disponemos del salón familiar para escuchar música o si nuestra sala de escucha es pequeña. Por otra parte inspira confianza el saber que su recinto está construido de una manera tan perfecta, usando el material más natural que existe que es la madera… por lo menos a mí me ocurre.

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