Una vez obtuve una calibración recomendada, realicé una serie de ajustes finos para averiguar si encontraba algún tipo de mejora. No fue muy difícil evaluar que los resultados “de serie” eran más que adecuados, con lo que tras una semana de pruebas volví a los valores originales para ya por fin empezar a disfrutar verdaderamente de lo que esta cápsula es capaz de “sonar”.
Dentro de la caja de cartón , bastante poco glamurosa -por cierto-, encontraremos en espuma de polietileno perfectamente acolchada a la cápsula, un manual de instrucciones con todas las especificaciones, una variedad de tornillos de 2,6mm JIS –Japanese Industrial Standard– de los cuales recomiendo usar los más cortos posibles, un cepillo antiestático para el diamante y un tratamiento líquido denominado Lyra SPT –Stylus Performance Treatment– que nos servirá para sanear y mejorar la relación señal ruido.
Sonido y variedad
Nada más sentarme lo primero que noté es familiaridad, tengamos en cuenta que durante años llevo ya disfrutando de su hermana mayor, la Skala. Evidentemente esto no os dice nada, pero intentaré explicarme…
Habiendo podido escuchar durante diversas ocasiones todos los modelos Lyra, he de decir que todos tienen un sello sónico familiar. Estas cápsulas destacan principalmente por su rapidez de lectura y resolución, su amplio rango dinámico y su balance tonal, muy natural. Sin duda, nada más montar la Skala en mi sistema quedé prendado y ha sido exactamente la misma sensación que he tenido con la Kleos, aunque con algunos pequeños matices que las diferencian.
Me atrevo a decir que esta Kleos es la cápsula Lyra que ofrece un balance tonal más cálido, posiblemente a base de un puntito mayor de peso en zona media, redundando en un toque de confort en el oyente que permite obtener un sonido más inmediato, íntimo y agradable, que se percibe desde los primeros compases.
Uno de los puntos fuertes que he encontrado a las Lyra respecto de sus competidoras es la capacidad que tienen de ofrecer un rango dinámico idóneo para cada situación/grabación. Como ya sabéis normalmente las cápsulas resolutivas tienen amplio rango dinámico y explosivos transitorios, se escuche el disco que se escuche. Para mí estas cualidades tan exageradas, que para muchos es delicioso y les permite «sacar pecho» durante las audiciones, son un error grave dado que cada grabación tiene su “punto” correcto. Así pues con la Kleos, en grabaciones orquestales de gran volumen podremos sacarlo sin problemas, mientras que en conciertos con cierto grado de intimidad se produce esa complicidad con el oyente, esa delicadeza. No me cabe duda, esta cápsula mantiene esa virtud. Buscando un símil automovilístico: mientras unas cápsulas de corte rápido van siempre de 50 a 100km/h, las Lyra son capaces de ir de 0 a 100Km/h, pudiendo mantener velocidades de entre 0 y 50km/h cuando así lo demande la DGT, sin problema alguno. Adaptabilidad total a la grabación, realismo.
En Let´s fall in love –The very best of Diana Krall, 2007. Verve– se puede apreciar perfectamente el sostén de las notas del piano, sus rápidos transitorios y los marcados decays de las notas, produciendo una sensación de ambiente genial, obviamente patente en el disco, generando así una increíble atmósfera de directo que te transporta directamente a la sala del conciertos.
