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Intentaré resumir en pocas palabras, todas las largas sesiones de escucha pasadas alternando de modo activo a pasivo, no sólo apreciando diferencias, sino decidiendo mi preferencia personal entre ambos. Funcionando pasivamente el refinamiento sonoro alcanza su máxima expresión, el umbral de silencio se percibe de manera más baja aún incrementando los contrastes dinámicos, la exactitud en la focalización es impresionante y el orden de los instrumentos respetando su tempo natural es incuestionable. El modo activo presenta otras cualidades destacadas como son, una capacidad mayor de llenar nuestra sala de música y un superior grosor e intensidad de los instrumentos -lo que conlleva una sensación incrementada de escuchar música en directo-. Como nada es perfecto y siempre se paga un peaje por todo en la vida, escuchando activamente la percepción de silencio es menor, gozamos de un menor control y orden, que conlleva una escucha más pasional pero menos relajada y las frecuencias graves son un poco menos definidas. Pero ni siquiera teniendo estos conceptos plenamente asimilados, es fácil decidirme con facilidad acerca de cual prefiero en mis sesiones de escucha. He de confesar que el modo pasivo conecta con mis emociones de manera especial, pero debemos entender que estas diferencias hay que circunscribirlas a un nivel sonoro general en ambos casos elevadísimo, siendo sumamente reconfortante la escucha en cualquier de los dos modos. Más bien llego a considerar que la elección depende de nuestros gustos particulares, e incluso que cada modo puede venirle mejor a un género musical o a otro.

Ypsilon PST 100 MKII y Aelius__7

Teniendo en cuenta estas diferentes posibilidades que ofrece el previo PST 100 de escuchar nuestra música -siempre sin perder la referencia de que son variaciones muy sutiles-, intentaré relatar a continuación las características generales del sonido del conjunto Ypsilon.

Las frecuencias graves son desarrolladas de la manera más equilibrada posible. Tienen una fuerza y autoridad incuestionable, pero con la virtud de mostrarse presentes sólo en el momento oportuno en que se requiere su actuación. Entonces se muestran detalladas, muy ágiles, definidas, pero no sutiles, saben de su fortaleza y la demuestran sin complejos y sin exageraciones efectistas. Muy ligeramente se percibe un engrosamiento extra o un leve ablandamiento de dichos graves, atribuibles a la presencia de válvulas en la ruta de la señal en el modo activo. Sólo comparando estas frecuencias con las reproducidas en modo pasivo notamos estas diferencias, y es que nunca he escuchado un grave más articulado y definido que con el Ypsilon PST 100 funcionando en pasivo. Éstas son totalmente reales y tan compactas y rocosas como pueden serlo en la realidad.

Ypsilon PST 100 MKII y Aelius__8

La crucial franja media, más para un amante de las amplificaciones puramente a válvulas, es un compendio de precisión, calidez y naturalidad. Llevo mucho tiempo esperando encontrar esa amplificación de estado sólido, que me permita sustituir mis etapas a válvulas por otras más funcionales, que desprendan menos calor y requieran menos mantenimiento que mis Jadis JA200, pero sin renunciar a la riqueza o sonido orgánico característico de estas. Bien, la espera a concluido, pues no hecho de menos en la electrónica Ypsilon ninguna virtud a las que estoy acostumbrado, incluyendo la fantástica aireación, detalle y apertura que una válvula es capaz de reproducir en las frecuencias más altas.

Agudos que seducen de la misma manera que el resto de frecuencias, pues reconocemos su absoluto respeto a la tímbrica natural de los instrumentos que reproducen de manera inmediata. Es un espectáculo distinguir los sonidos diferentes de los platos de una batería, con una extensión y facilidad para permanecer «flotando en el aire» que llama la atención desde la primera escucha. No encontraremos en ellos ni un atisbo de dureza o frialdad, y sí una gran cantidad de información y matices enriquecedores de las piezas musicales reproducidas.

Dinámicamente su comportamiento es perfecto. Ésta es una electrónica muy rápida cuando la temática musical así lo precisa y capaz de mostrarse susurrante y confortable en otras ocasiones. Es impactante como manejando grandes masas orquestales, es capaz de mantener la creciente tensión de un movimiento, sin mostrar ningún síntoma de estrés y a la vez soportando continuos y fuertes contrastes dinámicos. No he visto en apuros a las etapas en ninguna circunstancia, a pesar de los 85 dB de sensibilidad de mis cajas y de la sala de 60 metros en las que suenan. Ni en momentos de gran exigencia, su temperatura se dispara, mostrando una disipación del calor excelente y pudiendo siempre posar la mano en su superficie y mantenerla el tiempo que sea necesario.

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